La presidente de Brasil, Dilma Rousseff, suspendida de sus funciones desde el pasado mayo, compareció este lunes ante el Senado para defenderse de las acusaciones que pueden concluir con su destitución.
La mandataria, sin nombrarlos, criticó a quienes tomaron el poder en mayo: “La verdad es que el resultado de las elecciones de 2014 fue un duro golpe en los sectores de la élite brasileña conservadora. Como es típico de las élites autoritarias, querían el poder a cualquier precio”.
La presidenta suspendida Dilma Rousseff dijo a los senadores que se la acusa injustamente de violar las normas fiscales en su manejo del presupuesto federal.
En el inicio de su alegato en el juicio político, dijo: “Sé que seré juzgada, pero mi conciencia está limpia. No he cometido delito”.
Rousseff recordó a los senadores que fue reelegida en 2014 por 54 millones de votantes. Añadió que en todo momento se atuvo a la constitución e hizo lo mejor para el país.
En sus palabras, “no puedo sino sentir la amargura de la injusticia”.
Esta fue la primera vez que Rousseff acudió al Parlamento desde que comenzó el trámite del juicio político en su contra el pasado diciembre para refutar los cargos de los que se le acusa, una serie de maniobras con las que se maquillaron las cuentas fiscales de 2015.
La suerte de la primera presidente de Brasil está en manos de 81 senadores y si 54 de ellos, dos tercios de la Cámara Alta, votan a favor de su destitución, perderá el cargo, que pasaría a manos del que era su vicepresidente, Michel Temer, y quien ejerce la jefatura del Estado de forma interina desde el 12 de mayo.
La comparecencia de Rousseff en su juicio político es la culminación de un enfrentamiento que se remonta a fines del año pasado, cuando la oposición presentó la moción de destituirla. En los próximos días, el Senado, en su carácter de juez, decidirá si la destituye.
Varios cientos de manifestantes concentrados frente al Congreso la aplaudieron a su arribo.
En mayo, el Senado votó por 55 votos contra 22 suspenderla durante 180 días mientras preparaba el juicio. Michel Temer, su vicepresidente convertido en su némesis, asumió la presidencia interina. En caso de destitución, Temer cumplirá el resto del período, que finaliza en 2018.
Un funcionario que tuvo acceso al alegato inicial de Rousseff dijo a The Associated Press el domingo que su tono sería muy firme, lo que acrecentaría las tensiones luego de los primeros tres días del juicio, en los que abundaron insultos, gritos y una declaración del presidente del Senado de que “la estupidez es infinita”.