AP.- Latinoamérica se mantiene expectante sobre el futuro de su relación con Estados Unidos tras la victoria electoral del republicano Donald Trump, un enemigo de los acuerdos comerciales de su país con la región.
El triunfo del magnate sobre la candidata demócrata Hillary Clinton impactó con mayor fuerza en México, que vio caer su moneda y estremecer su mercado bursátil, que no fue el único que reaccionó a la baja en América Latina.
El índice de precios y cotizaciones de la bolsa de valores de México cayó 2,04% en las primeras horas de operaciones mientras el peso inició la jornada en 20,07 unidades por dólar, el equivalente a una depreciación de 9,56%, su mayor pérdida diaria desde 1995.
Por su parte la bolsa argentina caía 2% a las 1630 GMT mientras el dólar avanzaba 0,39% a 15,30 pesos la unidad como reacción a la victoria del magnate.
El gabinete económico mexicano envió un mensaje de calma y evitó lanzar medidas pese a la caída del peso mientras Cuba anunció ejercicios militares por algunos días en coincidencia con el triunfo de Trump, que prometió revertir la reanudación de las relaciones diplomáticas con Cuba iniciada por Barack Obama.
Algunos analistas señalaron que es difícil vislumbrar con certeza de qué manera la futura administración de Trump impactará en una región que mantuvo relaciones cordiales y de cooperación con Estados Unidos durante los dos periodos de Obama, a excepción de algunos gobiernos como el de Venezuela y Bolivia.
El vicepresidente boliviano Álvaro García Linera dijo en una conferencia de prensa que el triunfo de Trump “es el tercer golpe que recibe la globalización… el primero fue el retroceso de la economía, el segundo el Brexit y el tercer golpe es (la victoria del republicano)”.
“Con Trump la política hacia la región es difícil de predecir”, sostuvo Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, con sede en Washington. “Nunca ha tenido un cargo público”.
Sin embargo, “si él pone en práctica su retórica muy agresiva sobre los temas de inmigración y comercio, sobre todo con respecto a México y los mexicanos, la relación será muy complicada”, agregó Shifter a The Associated Press.
Trump prometió en campaña levantar un muro a lo largo de la frontera con México y acabar con el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (Nafta) argumentando que desfavorece económica y laboralmente a su país.
En su discurso después de la victoria Trump pareció más medido al referirse a cómo serán sus relaciones con la comunidad internacional al señalar que “nos llevaremos bien con todas las demás naciones que se quieran llevar bien con nosotros”.
En el extremo sur del continente su victoria electoral generó desasosiego: el canciller chileno Heraldo Muñoz se expresó sorprendido y avizoró momentos difíciles.
La mandataria chilena Michelle Bachelet, quien en un reciente viaje a Nueva York había apoyado la candidatura de Clinton, matizó al declarar que su país “espera que podamos seguir colaborando entre las naciones para el bienestar de nuestros pueblos”.
Por su parte Colombia -el mayor receptor de ayuda estadounidense en América Latina con unos 10.000 millones de dólares en los últimos 15 años- reaccionó con calma a la victoria de Trump. Su embajador en Washington, Juan Carlos Pinzón, dijo a la radioemisora colombiana Blu que la relación entre ambos países está “blindada” contra cualquier cambio político porque ha sido una estrategia de hace dos décadas buscar el apoyo bipartidista en el Congreso norteamericano.
El Salvador, que tiene a 2,5 millones de connacionales residiendo regularmente en Estados Unidos, llamó a la calma a aquellos miles que están dentro de un programa temporal de protección migratoria.
“Es cierto que durante su campaña (Trump) tuvo una retórica bien fuerte anti-inmigrante” pero muchos salvadoreños tienen ciudadanía, residencia o protección temporal, dijo el canciller de ese país centroamericano Hugo Martínez.
En tanto, el presidente de Argentina, Mauricio Macri, felicitó a Trump y expresó su deseo de que ambos puedan cooperar conjuntamente por el bienestar de sus países, que recientemente relanzaron las relaciones políticas y comerciales.
Macri, un tecnócrata conservador que en diciembre cumplirá un año en el poder, había manifestado su preferencia por Clinton al estimar que un triunfo del magnate iba a suponer un mayor proteccionismo comercial en Estados Unidos.
No obstante, puntualizó que con cualquiera de los dos candidatos en la Casa Blanca la intención de su gobierno sería mantener la política inaugurada con Obama de reforzar los vínculos bilaterales y construir una relación “inteligente y madura”.
Macri, un hombre de negocios que se estrenó en la política en 2007 como alcalde de Buenos Aires, conoce personalmente al magnate estadounidense, con quien se relacionó cuando su padre Franco Macri y él negociaron con el empresario un fallido proyecto inmobiliario en Nueva York en la década de los 80.
La canciller Susana Malcorra también felicitó a Trump en Twitter al tiempo que reconoció su pesar por “no ver una mujer tan capaz elegida para esa importante responsabilidad”, en referencia a la derrotada candidata demócrata.
Para el presidente uruguayo Tabaré Vázquez la victoria de Trump refleja “un cambio mundial muy importante, los movimientos anti-globalización, anti-integración, anti-inmigración están con mucha fuerza en el mundo y ésta es una de sus manifestaciones”.
Otros gobernantes de la región se limitaron a felicitar el ejercicio democrático expresado en las urnas y al nuevo líder estadounidense como el peruano Pedro Pablo Kuczynski, el paraguayo Horacio Cartes y el panameño Juan Carlos Varela.
El exmandatario uruguayo José Mujica, quien gobernó entre 2010 y 2015 y atrajo a muchos por su estilo de vida sencilla, reaccionó al triunfo del multimillonario con una palabra: “¡Socorro!”.