Stephen Pettitt era un maestro de música retirado, de 69 años, que tenía un problema en el corazón.
La operación quirúrgica que necesitaba tenía un 98 o 99% de probabilidades de resultar exitosa. Esto, asumiendo que los cirujanos que realizarían la operación fueran humanos.
Pero la operación a la que se sometió Pettitt fue llevada a cabo por un robot y el paciente murió.
Pettitt, que fue operado en 2015 en el Freeman Hospital de Newcastle, Inglaterra, era el primer paciente en Reino Unido sometido al pionero tratamiento de cirugía robótica cardíaca.
El programa de cirugía cardíaca robótica en Inglaterra fue suspendido después de la muerte de Stephen Pettitt.
Complicaciones
En el veredicto de la investigación, la médica forense Karen Dilks indicó que la muerte había sido “una consecuencia directa de la operación y sus complicaciones”.
Estas complicaciones incluyeron discusiones entre los cirujanos que estaban operando el robot y deficiencias en el entrenamiento de los cirujanos que llevaron a cabo el procedimiento.
El veredicto plantea importantes preguntas sobre la creciente dependencia de los humanos en la cirugía robótica.
La cirugía robótica es un tipo de cirugía mínimamente invasiva. Es decir, que en lugar de operar en el paciente realizándole grandes incisiones, se utilizan instrumentos quirúrgicos miniaturizados que pueden introducirse en varias pequeñas incisiones en el cuerpo.
Lo que se hace es colocar estos instrumentos quirúrgicos miniaturizados en brazos robóticos, para que el cirujano pueda llevar a cabo una serie de movimientos con precisión.
Estos sistemas se han utilizado con altas tasas de éxito desde principios de los 2000 en miles de hospitales alrededor del mundo, en particular para histerectomías y extracciones de próstata.
En años recientes algunos hospitales han comenzado a usarlo en cirugías cardíacas para la reparación de válvulas, como la operación a la que fue sometido el paciente británico.
Cirujanos capacitados
Tal como le dijo a la BBC el doctor Patrick Finlay, presidente de la Asociación de Ingeniería Biomédica británica, el uso de robots ha demostrado, a través de los años, ser sumamente seguro, siempre y cuando las manos que lo manejan estén capacitadas.
“Poner un robot en un procedimiento quirúrgico requiere seguir una serie de medidas muy estrictas, se necesita pasar varias regulaciones y pruebas para asegurarse de que el robot es seguro”, dice el experto.
“También se requiere que las manos que lo manejan sean competentes y para eso necesitan entrenamiento“.
“El entrenamiento es muy sencillo, pero poder usar uno de estos robots con seguridad requiere entrenarse no sólo con las cosas que esperas que pueden pasar sino también con lo que no se espera que pase, además del entrenamiento para el procedimiento específico que vas a realizar”.
El profesor Stephen Westaby, cirujano cardíaco del Hospital John Radcliffe de Oxford, Inglaterra, y uno de los especialistas más experimentados del país, está de acuerdo.
“Los sistemas robóticos se han usado de forma segura en todo tipos de cirugías durante muchos años”, le dice el experto a la BBC.
“Pero en cirugía cardíaca hay una pequeña diferencia: ésta se lleva a cabo contra reloj, porque para visualizar el interior del corazón y operar en el paciente debes parar el corazón y conectar al paciente a una máquina de corazón-pulmón para ayudar a la circulación sanguínea”.
Pero tal como afirma el experto, todo esto tiene la desventaja del tiempo. Porque entre más tiempo se está conectado a una máquina, más daños puede sufrir el corazón, y entre más tiempo está interrumpida la circulación sanguínea más difícil es reiniciar el corazón.
“Entonces el uso de robótica en cirugía cardíaca sólo tiene ventajas por las incisiones pequeñas que requiere el procedimiento y por la supuesta recuperación rápida”, dice el profesor Westaby.
“Pero esa recuperación rápida dependerá de todos los factores que mencioné anteriormente”, agrega.
Error humano
Lo que más ha causado controversia en el caso del paciente británico que murió es que se reveló que no existen en este país directrices establecidas para el uso de robots en el quirófano.
Tal como indicó la investigación forense, se debe establecer una política que incluya el uso de médicos expertos -supervisores- que ofrezcan asesoría durante los procedimientos nuevos.
La forense, Karen Dilks, indicó en las conclusiones de su investigación que “hay una ausencia de puntos de referencia” en el entrenamiento para nuevos tratamientos e intervenciones.
Y agregó que es probable que el paciente hubiera sobrevivido si hubiera sido sometido a una cirugía de corazón abierto, con la que hubiera tenido sólo 1% o 2% de probabilidades de morir.
Pero ¿quiere decir esto que no deben usarse robots en las cirugías cardíacas?
“No, de ninguna manera”, afirma el profesor Westaby. “Hay muchos colegas tanto en este país como en el exterior que son expertos en estas operaciones. Pero para llegar a ello se requiere mucho entrenamiento”.