La policía fronteriza estadounidense lanzó ayer gas lacrimógeno contra un grupo de migrantes centroamericanos que intentó cruzar la frontera entre México y Estados Unidos.
El incidente se produjo después que los migrantes rompieran el cerco montado por la Policía Federal mexicana para evitar que alcanzaran la garita de El Chaparral.
Tras este intento el Gobierno de Estados Unidos decidió cerrar el puesto fronterizo de San Ysidro, entre San Diego y Tijuana, considerado como uno de los más transitados del mundo
Asimismo, una migrante guatemalteca fue herida al cruzar la valla que divide la frontera con sus dos hijos pequeños, informan medios estadounidenses.
La mujer escaló la valla y cayó en unas estructuras metálicas, que le perforaron una parte de su cuerpo, apuntaron agentes de la Patrulla Fronteriza estadounidense. La madre ha sido trasladada a un hospital de San Diego (California). Los niños, de 3 y 5 años, no sufrieron daños.
“Entrar a nuestro país de manera ilegal, en particular a través de nuestros muros, no solo es peligroso, sino también muy tonto”, dijo el jefe de la Patrulla Fronteriza de San Diego, Rodney Scott. “Esta mujer puso en peligro su vida y la de sus hijos. Ella podría haber muerto de no ser por la rápida respuesta de nuestros agentes”, agregó.
Ayer trascendió que el presidente de EEUU, Donald Trump y el equipo Andrés Manuel López Obrador acordaron que que cualquier persona llegada a la frontera sur estadounidense a través de México deberá permanecer allí mientras se procesa su petición, de acuerdo con el diario.
De esta manera, Washington podría poner coto a la política conocida como “catch and release” (atrapar y liberar), que permite a quien ha entrado irregularmente en el país, entregarse a las autoridades, solicitar asilo y quedar libre mientras se analiza su solicitud.