Un tribunal de Barcelona condenó de un año y nueve meses de prisión a un joven que robó un bocadillo el pasado mes de marzo en una panadería de la capital catalana.
La sentencia considera probado que el acusado trató de intimidar a la dependienta del establecimiento con “un objeto metálico cortante similar a una parte de lata rota”, por lo que el juez aprecia un delito de robo con intimidación. La defensa ya ha recurrido el fallo ante la Audiencia de Barcelona.
En su dictamen, el titular del juzgado de lo penal 28 de la ciudad española, Ricardo Yáñez, destaca que el joven se hizo con el bocadillo “con la intención de enriquecerse”, y no porque realmente tuviera hambre, ya que, según la descripción de los hechos recogida en la sentencia, el joven habría tirado el bocadillo al suelo de la panadería, sin llegar a comérselo.
En el juicio, celebrado en la misma sala a principios de este mes, las empleadas de la panadería explicaron que no avisaron a la policía en el momento del robo, sino dos horas más tarde, porque el acusado, según su versión, volvió al establecimiento, al parecer con síntomas de embriaguez, y empezó a increparlas e insultarlas.
No obstante, reconocen que el joven no intentó llevarse el dinero de la caja ni objetos de mayor valor del local, tan solo el bocadillo, después de haber intentado que un cliente de la panadería le comprara algo para comer.
Por su parte, el acusado declaró tras su detención, pocos minutos después del incidente, que rompió la lata con el objetivo de hacerse cortes en los brazos “para demostrar que tenía hambre y llamar la atención”.
En un primer momento, la Fiscalía llegó a pedir casi cinco años de prisión.