Una especie de pez mexicano grita tanto para aparearse que puede causar sordera a algunos mamíferos.
Las frecuencias de los sonidos producidos por las corvinas se sitúan en niveles susceptibles de dañar el oído de focas, leones marinos y delfines, incluso de dejarlos sordos.
La corvina del Golfo de California emite una llamada de apareamiento parecida a una “verdadera ametralladora” con sonidos rápidos y múltiples.
Cuando centenares de miles de peces se reúnen para reproducirse una vez al año, el coro colectivo suena como una multitud aplaudiendo en un estadio.
Cada primavera, todos los adultos de la especie migran a un solo lugar, el delta del río Colorado en el extremo norte del golfo de California, en México para el desove de varios millones de ejemplares.
El evento reúne durante varias semanas a todas las corvinas del mundo en menos del 1% del espacio que ocupan normalmente.
Durante este tiempo, las corvinas machos emiten unos sonidos que se escuchan en la superficie, atrayendo a los barcos de pesca.
Una flota de unos 500 barcos puede pescar hasta dos millones de peces cada temporada, poniendo en peligro la especie. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, autora de una Lista Roja de especies, la corvina del Golfo es “vulnerable” a la extinción.