Hay que irse hasta el puesto número 15 para encontrar a la primera mujer de la clasificación. Su fortuna alcanza los US$49.300 millones.
A nivel mundial, no es muy conocida por su nombre, pero Francoise Bettencourt Meyers dirige la compañía francesa que heredó de su madre y que fundó su abuelo Eugène Schueller: L’Oréal
L’Oréal es un conglomerado internacional de cosmética y belleza. Sus marcas se venden en todo el mundo y van desde Maybelline a Lancome, Giorgio Armani o Garnier.
Según Forbes, solo en 2018, la fortuna de Bettencourt aumentó en US$7.100 millones gracias a los buenos resultados empresariales logrados por el gigante del maquillaje, en la que ella y su familia inmediata tienen una participación del 33%.
Se estima que el 90% de su riqueza está vinculado a las acciones de la compañía.
Heredó su fortuna tras un escándalo en Francia, en el que un hombre fue condenado por manipular a su madre, que sufría de demencia, para introducir cambios en el testamento.
La amante del arte
Casi fija cada año en la lista que elabora Forbes (a veces en el primer puesto entre las mujeres, otras segunda), encontramos a Alice Walton.
Es la única hija del fundador de Wal-Mart, la cadena estadounidense de supermercados, y al contrario que sus hermanos, pasa su tiempo fuera de la empresa, centrada en el mundo del arte.
De hecho su colección de cuadros está valorada en miles de millones de dólares.
Su fortuna, según la revista, rozaba los US$45.000 millones en octubre de 2018.
Esta cifra la coloca en el puesto número 17 en general y como la segunda mujer más rica del mundo.
Su padre, Samuel Walton, se denominaba a sí mismo “un soñador hiperactivo”.
Su historia es la del sueño americano, alguien hecho a sí mismo que reinventó la forma de vender en Estados Unidos.
Ella, Alice, la pequeña de la familia, se enamoró del arte desde muy pequeña hasta tal punto que llegó a comprar su primera obra de arte cuando tenía 10 años.
Para ser una persona rica, contó la revista The New Yorker en un extenso perfil de ella, “vive de manera relativamente modesta” en su rancho en Texas, “donde pasa la mayor parte de su tiempo y donde ella misma prepara la cena cuando tiene invitados”.
Dulces y chocolates
Jacqueline Mars, de la compañía estadounidense de dulces Mars, que tiene un patrimonio de US$23.900 millones, completa el podio de mujeres más ricas del mundo (puesto 33 en la lista de Forbes).
Según la revista económica, posee hasta un tercio de la compañía famosa por sus chocolatinas: Milky Way, M&M’s, Twix, Skittles o Snickers, y por marcas como Hershey, Nestlé o Cadbury.
Los caramelos de Mars han formado parte de la infancia de muchos niños. Fue fundada por su abuelo en 1911 de forma muy artesanal.
Muy celosa de su privacidad, como el resto de la familia, trabajó activamente en la compañía durante más de 20 años, pero sus actividades ahora se centran más en la filantropía.
Aparte de su inclinación por el arte, una de sus mayores pasiones son los caballos.
Las mujeres de Latinoamérica
Hay que ir hasta el número 74 de la lista para encontrar el nombre de la primera mujer rica con raíces en Latinoamérica. Ocupa el octavo puesto entre las mujeres.
Es Iris Fontbona, chilena, accionista de control junto con sus hijos de la minera Antofagasta, la novena multinacional en explotación de cobre.
Luksic Abaroa era un empresario chileno de origen croata que hizo su fortuna en el sector minero y la industria de las bebidas.
En México
La siguiente mujer de América Latina en riqueza es la mexicana Eva Gonda Rivera. Con US$6.700 millones de capital se sitúa en el puesto 233 del ranking general.
Es la viuda de Eugenio Gara Lagüera, CEO del conglomerado de la alimentación y restaurantes Femsa hasta su muerte en 2008.
En España, Sandra Ortega Mera, hija de Amancio Ortega, fundador de Inditex, que aglomera marcas como Zara, Massimo Dutti o Stradivarius, se sitúa en el puesto 267 con una fortuna de US$6.100 millones.
Casi 80 puestos más abajo, en el 311 encontramos otra mexicana. Forbes la denomina como “la mujer de negocios más conocida de México”.
Su fortuna se valora en US$5.800 millones.
Las mujeres heredaron la compañía en 1995, tras la muerte de Pablo Aramburuzabala, padre de María Asunción y Lucrecia y esposo de Lucrecia.
La empresa fue fundada en 1925 y, desde 2013, es parte de la mayor compañía cervecera del mundo, Anheuser-Busch InBev.