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El grito de las argentinas por el aborto legal resurge con fuerza

Eran las primeras horas de la tarde de este viernes y los transportes públicos de Buenos Aires ya iban llenos de mujeres con violeta y verde en sus mejillas. No era la primera vez que recorrían ese camino en el último año, cuando resonó su lucha por el aborto legal, renovado pocas horas más tarde.
Decenas de miles de feministas de todas las edades caminaron en una movilización que se detuvo a las puertas de la Casa Rosada, la sede del Gobierno argentino, donde las mujeres clamaron por la igualdad y, en un documento, pidieron por que la interrupción voluntaria del embarazo sea ley después de que en 2018 quedase a punto de aprobarse.
“Uno de los principales (puntos) es la lucha enorme que vimos el año pasado y que seguimos defendiendo más que nunca este año es el aborto legal, seguro y gratuito, es el eje central de la movilización”, dijo a Efe la delegada docente del Plenario de Trabajadoras del Partido Obrero, Luciana Dentati.
El 8M, diverso en cada lugar del mundo en el que se celebró, tuvo en Argentina el coprotagonismo del verde junto al violeta.
La concentración comenzó en la Plaza del Congreso, donde se debatió el aborto el año pasado y se volverá a debatir si se acepta el nuevo proyecto de ley que se presentará en abril, y la marea verdivioleta llegaba desde allí hasta la avenida 9 de Julio, la principal arteria porteña.
Entre el ambiente festivo de las sonrisas entre compañeras y la actitud reivindicativa, se oyeron las consignas que se popularizaron a mediados del año pasado, cuando las mismas almas pidieron por el derecho al aborto frente al Congreso.
Y, junto a esas proclamas, las pancartas recordaron que faltaban muchas: “Hoy no están todas nuestras voces juntas porque desde la tumba no se puede gritar”, rezaba una de ellas.
Para Dentati, los feminicidios son “un fenómeno muy grave y con números que son alarmantes en la Argentina”.
Solo en lo que va de 2019, en el país austral se produjeron 54 feminicidios, según el Observatorio Ahora Que Sí Nos Ven, mientras que en todo 2018, las mujeres asesinadas fueron 273, una cada 32 horas, según la organización La Casa del Encuentro.
En ese contexto, las argentinas reclamaron a los hombres -algunos participaron en la marcha- que asuman su “compromiso” para acabar con esa situación, afirmó Dentati.
Justo cuando acababa de ser entrevistada por Efe, un joven extranjero fue a reclamar a Dentati para explicarle que, según él, el aborto y el día de la mujer responden a reivindicaciones diferentes.
“Por suerte, estos tipos suelen ir solos”, bromeó la integrante del Plenario de Trabajadoras cuando él ya se había ido.
Cualquier tipo de divergencia fue engullida por la voz del océano de mujeres como la maestra jubilada Mónica Vargas, que viajó desde Mendoza, en el oeste del país, para acudir a la marcha.
Vargas recalcó que está feliz de poder manifestarse con “paz y alegría” y así expresar su “terrible sensación ante los femicidios y ante la violencia del patriarcado”.
Cerca de ella pero con décadas de diferencia, una chica joven, Débora Pérez, madre soltera de 22 años, empujó el carrito con su bebé de un año en la Avenida de Mayo.
“Estoy en representación de todas las madres que también estamos a favor del aborto porque muchas mujeres piensan que una porque es madre no está a favor”, afirmó con su hijo Francisco en brazos.
En los últimos días, causó revuelo el caso de una niña de 11 años de Jujuy (norte) que fue obligada por el Gobierno provincial a dar a luz por cesárea a un bebé de cinco meses a pesar de que ella había mostrado su voluntad de abortar, al ser producto de una violación de la pareja de su abuela.
El bebé murió hoy y, para la manifestante Débora Vázquez, la niña “jamás se recuperará” y para evitar más casos similares deben conseguir que “el aborto sea ley”.
“Niñas, no madres”, fue uno de los cánticos más repetidos de la concentración.
La sonoridad de la tarde alcanzó su punto álgido antes de la lectura del documento, ya que, según dijeron fuentes de la organización a Efe, la Confederación General del Trabajo y las dos ramas de la Central de Trabajadores de la Argentina, principales centrales sindicales del país, bloquearon el sonido por desavenencias con el documento final.
En cuestión de minutos, las asistentes empezaron a sacar pesos de sus carteras y reunieron 40.000 (970 dólares) para revertir la situación y que su grito se oyera una vez más.

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