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La esperanza de vida de los hombres es alrededor de 4,4 años menor que en las mujeres, situación que ha ido en aumento en sólo 16 años, de acuerdo a estadísticas globales publicadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que por primera vez toma en cuenta las diferencias de sexo.
Ante este panorama, la OMS sugiere políticas especiales de prevención también para el sexo masculino, que en general se cuida menos,acude con menor frecuencia al médico o consume como media cinco veces más tabaco y alcohol que el femenino, factores todos ellos que contribuyen a su menor esperanza de vida.
“En varios casos, los hombres tienen peor salud que las mujeres, y aunque gran parte de eso tiene bases biológicas podría verse ampliado por los roles de género“, subraya el informe de 2019 de la OMS en sus conclusiones.
El estudio señala por otro lado que la tasa de suicidios es un 75 por ciento mayor en hombres que en mujeres, y que la de mortalidad en homicidios es cuatro veces mayor en el sexo masculino.
Las causas de estos datos son difíciles de sistematizar porque algunas tienen base biológica y otras social, admite la OMS, que por ejemplo indica que las tasas de mortalidad por accidente de tráfico entre hombres duplican las de las mujeres porque los primeros en muchos países tienen más trabajos ligados a la conducción.
Causas biológicas, en cambio, generan mayor mortalidad de niños menores de cinco años (41 por mil) que de niñas (37 por mil), mientras que las muertes por enfermedades ligadas al alzheimer son más frecuentes en la mujer que en el hombre precisamente por su mayor esperanza de vida.
“La planificación sanitaria debe tener en cuenta las diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a su exposición a factores de riesgo, acceso a servicios y diferencias en ingresos, y prepararse para tomar acciones”, aconseja la OMS al final del informe.
Éste no sólo tiene en cuenta las diferencias de género sino también otros factores estudiados en estadísticas anteriores como el nivel de desarrollo, ya que el informe también denuncia una diferencia de 18,1 años en la esperanza de vida entre países en desarrollo (62,7 años) y desarrollados (80,8 años).
La tasa de mortalidad de las madres en el parto es 29 veces mayor en países en desarrollo (donde 1 de cada 41 mujeres que fallece lo hace por causas relacionadas con la maternidad) que en los desarrollados, donde la tasa se reduce a 1 por 3.300.
Mientras en los países desarrollados cerca del 80 por ciento de los fallecimientos se producen en el grupo de edad mayor de 70 años, en las naciones más pobres las muertes de niños menores de cinco años todavía representan un tercio del total, y uno de cada 14 niños en ellas fallecerá antes de su quinto cumpleaños.