Portugal ha reforzado el combate contra el fuego y trabaja con 1.400 bomberos auxiliados por medios aéreos, entre ellos dos aviones españoles, para atajar seis incendios en varias partes del país, aunque el foco más violento sigue en el centro, en Vila de Rei y Mação.
Los incendios comenzaron el sábado y parecían controlados hoy, pero las temperaturas y el viento de las últimas horas avivaron las llamas durante la tarde, con cuatro frentes en las aldeas de Cardigos, Roda y Casais de São Bento que avanzaban hacia la vecina de Proença-a-Nova, donde las autoridades ya están movilizadas.
Más de un millar de efectivos, auxiliados por aviones y helicópteros, combaten las llamas en una región muy próxima a Pedrogao, donde hace dos años se registró una de las mayores tragedias que recuerda Portugal, con 66 muertos por el fuego.
La situación se complicó sobremanera en los pueblos de Sao Bento y Chaveira, donde varios frentes se reactivaron cerca de los cascos urbanos.
“Todo era una lumbre y el pueblo parecía más un infierno que otra cosa”, explicaba a Efe Albertina Silva, una septuagenaria habitante de Sao Bento.
Está siendo un incendio muy difícil, ya que durante la mañana parecía apagado y durante la tarde ardió de nuevo”, comentaba su vecino Vítor Esteves.
La tensión de las últimas horas se ha traducido en severas críticas de los alcaldes de las zonas afectadas contra el Gobierno por la gestión de los recursos.
El regidor de Vila de Rei, Ricardo Aires, llegó a decir a medios locales que “el Estado ha vuelto a fallar”, aunque después, más calmado, matizó a Efe: “No voy a decir que el Estado ha fallado, pero los medios son pocos”.
“Yo no les digo a los que son los primeros responsables por la protección civil en cada municipio, que son los alcaldes, lo que deben hacer para prevenir”, respondió el primer ministro, el socialista António Costa, que ya sufrió un importante desgaste político por su gestión tras la tragedia de 2017.
Las críticas se han centrado sobre todo en el uso de los medios aéreos, especialmente después de que un diputado del conservador PSD (centro-derecha, líder de la oposición) desvelase que tres helicópteros estaban paralizados en el norte de Portugal.
La Autoridad Nacional de Aviación Civil lusa explicó que ello se debía a que la empresa que los opera no realizó a tiempo el proceso de certificación, pero que esta tarde ya recibieron la autorización necesaria para volar.
La ayuda por vía aérea también llegó desde España, que envió dos aviones anfibio pesados a petición de Portugal.
Las llamas, que han recorrido unos 25 kilómetros desde el sábado, han arrasado más de 6.000 hectáreas y han dejado unos 30 heridos, aunque sólo uno permanece en estado de máxima gravedad, en coma inducido.
Además del incendio de Vila de Rei, preocupa un fuego declarado en la tarde del domingo en Penedono, también en el centro del país, que se ha complicado durante la jornada de este lunes y ya reúne a casi 200 bomberos y cuatro medios aéreos.
En la región centro hay otros dos fuegos activos, aunque de menores dimensiones, en Penalva do Castelo -con un centenar de bomberos- y en Figueira de Castelo Rodrigo, a algo más de 10 kilómetros de la frontera con España.
En el norte, está activo un foco en el distrito de Braganza, en Torrede Moncorvo, junto a la frontera con Salamanca, y más al sur un fuego arde en Beja.
En Roda, en el centro, los bomberos, auxiliados por medios aéreos, usaron la técnica del cortafuego y prendieron una zona de pino joven y monte bajo a 100 metros de las viviendas, para evitar que las llamas alcanzaran las edificaciones.
“Las casas están a salvo, ya que todo lo que está próximo al pueblo, ardió”, explicó a Efe Rui Nunes, un vecino de Roda.
Aunque aún no hay una estimación global de las hectáreas arrasadas, el Gobierno adelantó que efectivos del Ministerio de Agricultura evalúan ya los daños sufridos por agricultores y ganaderos para preparar las futuras ayudas.