Expertos de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) han descubierto tres minúsculas ranas que tienen una fácil adaptabilidad a los ecosistemas andinos y son esenciales para los humedales de Ecuador, país que alberga a la cuarta anfibiofauna más numerosa del mundo.
Las diminutas ranas, “Cajanuma”, “Quintanai” y “Tiktik”, tienen tonos grises, verdes y anaranjados, con tamaños que oscilan entre 1,6 a 2 centímetros de largo y pesan cerca de 0,4 gramos.
La rana “Tiktik” heredó su nombre por el sonido particular que emite, como si se tratara del constante repicar de un reloj.
Se trata de las ranas del género denominado Pristimantis Orestes que habitan únicamente en la cordillera montañosa del sur de la nación, en el Parque Nacional Podocarpus, ubicado entre las provincias de Loja y Zamora Chinchipe, aunque también se las ha visto en el país vecino de Perú.
Según Paul Székely, que dirigió la investigación, la especie es endémica de los páramos del sur y tiene una característica única que le permite vivir en ecosistemas altos.
“No dependen de acumulaciones de agua importantes como ríos para su reproducción, ya que su corta metamorfosis entre renacuajo y rana ocurre dentro del mismo huevo y no fuera”, explicó a Efe el investigador.
Nacido en Rumanía, Székely considera “increíble” la diversidad de estas ranas que “forman parte de toda la red biológica del lugar” y aseguró que “sin ellas todo el sistema de los páramos y zonas altas del sur podría colapsar”, aunque no profundizó en detalles.
Con la colaboración de expertos de las universidades de Florida Central y la Nacional de Colombia, se ha examinado de cerca durante tres años humedales como Oña, Nabón, Saraguro y Yacuambi y el sector Cajanuma en la zona biogeográfica alta del Podocarpus, donde está el grupo más diverso y abundante de ranas del sur del país andino.
Estas zonas australes son “las áreas menos estudiadas en especies de anfibios”, aseguró el investigador y profesor de la UTPL.
En los páramos y humedales examinados se contabilizan alrededor de cien lagos, zonas que “desafortunadamente no cuentan con programas de conservación que sean efectivos”, indicó.
La construcción de infraestructura sin planeamiento adecuado, la ganadería, las quemas controladas y la extracción minera, son las principales amenazas a estos ecosistemas de las pequeñas ranas de la familia Pristimantis, que posee la mayor cantidad de especies descritas entre los vertebrados y más de 500 tipos distintos.
De acuerdo a un artículo científico sobre el hallazgo, publicado por la revista ZooKeys, los investigadores ya conocían la presencia de este género de anfibios, al que se suman ahora los tres tipos hallados en el sur de Ecuador.
La taxonomía de estos grupos es “problemática” por la ausencia de información genética del tipo de especies o por identificaciones erróneas generadas por la elevada similitud morfológica entre ranas.
De acuerdo a Székely, investigadores estadounidenses hicieron la descripción de la mayoría de especies de anfibios del sur de Ecuador entre los años setenta y ochenta.
“El problema es que describieron estas especies sin análisis molecular, y solo usaron los caracteres morfológicos como el color, tamaño, protuberancias, entre otros”, explicó.
La investigación actual busca crear el árbol genético y aclarar el estado molecular de esta familia de ranas, algo que podría aportar al avance médico en un proceso de comparación con otro tipo de anfibios, según Székely.
Un estudio del sistema molecular de las ranas, basado en las glándulas que secretan toxinas podría ayudar, por ejemplo, al descubrimiento de nuevos antídotos y anestésicos.
En Ecuador, que reporta el mayor número de ranas por metro cuadrado, se han contabilizado más de 600 especies de anfibios de los que unas 260 son endémicas, de acuerdo al experto.
Estas cifras superan a Brasil, uno de los países más megadiversos del mundo, sin embargo, aún existen muchas de esas especies que no se han podido describir y algunas de las cuales se encuentran bajo amenaza de extinción.