Los gatos que viven en Palacio Nacional atrajeron las miradas de los mexicanos en mayo pasado cuando una protectora de animales en Twitter dijo que la Secretaría de Hacienda quería desalojar a los 20 mininos residentes en la sede por Poder Ejecutivo desde hace años. Pero no son los únicos en habitar en edificios de gobierno.
Varios sexenios atrás, los felinos fueron llevados a distintos edificios del Centro Histórico, incluido el de Palacio Nacional, para combatir la plaga de ratas que aquejaba la zona más antigua de la Ciudad de México.
Los gatos del Palacio se limitan a disfrutar del Jardín de la Emperatriz y son cuidados por trabajadores y ex empleados de Hacienda ayudados por personal de limpieza y activistas.
Las áreas verdes parecen ser su lugar favorito en cada edificio de gobierno que habitan. Los jardines del Archivo General de la Nación (AGN), al oriente de la capital, también son hogar de varios gatos que de día se les puede ver paseando por los patios del terreno.
Aquí se calculan 20 mininos en lo que fue el Palacio de Lecumberri, una antigua cárcel nacida en el Porfiriato que dejó de funcionar como prisión desde 1976 y a partir de ese año se convirtió en sede del AGN.
Conviven con investigadores y visitantes del Archivo. Un comité de cinco trabajadores los atienden, en su mayoría de la Dirección del Archivo Histórico Central. Como sucede en Palacio Nacional, el grupo de empleados son quienes compran su comida, pagana la atención veterinaria y los medicamentos cuando alguno de enferma.
Lunes, miércoles y viernes, se turnan para surtir las croquetas en recipientes y rellenar los bebedores. La limpieza se hace todos los días. Aseguran que los gatos están esterilizados desde hace dos años.
Cerca de ahí, en el Congreso de la Unión, también hay mininos que habitan entre los arbustos. Se calcula que cerca de 50 gatos ferales, mininos que eran de casa pero por maltrato, extravío o abandono, ahora están en las calles. Son desconfiados y no suelen acercarse a las personas, salvo si las conocen y están comiendo.
Varias personas se organizaron en un grupo de WhatsApp nombrado “Cuidadores de gatos” para alimentar a las cinco familias que viven en San Lázaro.
Gótica es una de las gatitas que vive en el recinto legislativo. Le gusta dormir entre las jardineras del comedor al aire libre y se acerca a los trabajadores que comen ahí para pedirles alimento. En 2016, Excelsior documentó que los habitantes felinos de este lugar también se dedican a cazar ratones para sobrevivir.
Los trabajadores dicen que ya hicieron una campaña de esterilización y vacunación en el Congreso de la Unión y los que ya fueron atendidos tienen una muesca –una marca que se les pone en la oreja a los animales para saber que el animal no es peligroso ni se reproduce. Algunos también cuentan con placa y collar.