El informe presentado por Michelle Bachelet sobre las violaciones a los Derechos Humanos en Venezuela fue un duro golpe para el régimen chavista. Sin embargo, ahora el nombre de la funcionaria fue usado para bautizar a un método de tortura, en burla a las medidas recomendadas por la ONU para detener los crímenes contra los presos políticos.
La diputada Delsa Solórzano denunció en conferencia de prensa los persistentes maltratos que ocurren en la sede de la Dirección de Contrainteligencia Militar (Dgcim), epicentro del esquema de torturas de la dictadura chavista.
“Han instalado unas puertas a las que llaman ‘Bachelet'”, explicó la legisladora. Dan acceso a un ambiente de apenas 2 por 2 metros, sin inodoro ni ventilación. “Les abrieron solo una pequeña hendidura para pasar la comida”, detalló.
“Los presos pasan el día en esas celdas sin ventilación ni luz solar y con el pozo séptico dentro de ellas. En el mismo lugar comen”, añadió.
Cerca de 50 civiles y militares siguen detenidos en la sede de la Dgcim en Boleíta, pese a los persistentes reclamos de familiares y abogados que reclaman un debido proceso. Algunos incluso no tienen pruebas de vida de los detenidos.
No conformes con el nombre que le pusieron, Solórzano contó que los guardias también lo usan para burlarse del informe de la ONU, el cual es usado por la oposición y la comunidad internacional para presionar al régimen de Maduro a frenar las torturas. “Los carceleros exclaman con un grito: ‘¿querías a Bachelet?, ahí la tienes'”, relató. Además, solo le retiran las esposas para comer.
Por ahora, la dictadura chavista mantiene su negativa a dejar que observadores internacionales inspeccionen la sede de la Dgcim. Este viernes, EEUU revocó la visa de Iván Rafael Hernández Dala, comandante acusado de participar en las torturas de dicho lugar.