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La dieta será clave en la lucha contra el cambio climático

No le prestamos mucha atención cuando hablamos de cambio climático pero, después de los océanos, el suelo es el sumidero de carbono más importante del mundo. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) acaba de dar a conocer un informe especial sobre cambio climático y suelo. Es el segundo de los tres informes especiales que se elaborarán durante este periodo de trabajo, que además culminará con la publicación del sexto informe de evaluación, previsto para 2021. El primer informe especial se hizo público a finales de 2018 y trataba sobre los impactos de un calentamiento global de 1,5°C. El último, dedicado a los océanos, se publicará a finales de septiembre.

El nuevo informe especial del IPCC establece que será imposible mantener las temperaturas globales en niveles seguros a menos que haya una profunda transformación en el modo en el que producimos alimentos y usamos el suelo. Durante los dos años que ha durado la elaboración del documento, los expertos han explorado las relaciones entre cambio climático y suelo en las dos direcciones: cómo la forma en la que usamos la tierra contribuye al cambio climático, y cómo el cambio climático afecta a nuestra tierra.

“Los gobiernos nos desafiaron a elaborar el primer análisis integral del sistema clima-tierra a escala mundial”, ha explicado Hoesung Lee, presidente del IPCC. “Lo hemos hecho a través de muchas contribuciones de expertos y gobiernos de todo el mundo. Esta es la primera vez en la historia del informe del IPCC que la mayoría de los autores, el 53%, son de países en desarrollo”, ha añadido.

“La tierra es un recurso crítico, confiamos en ella para obtener alimentación, agua, salud y el bienestar, pero se encuentra bajo un impacto humano creciente, y el cambio climático se suma a estas presiones”, han explicado los expertos en la rueda de prensa de presentación del informe.

Por un lado, el suelo puede actuar como almacén de carbono, que es fijado por las plantas mediante fotosíntesis. El carbono que no se usa para el crecimiento, se distribuye a través de las raíces y se deposita en la tierra, como explica la Agencia Europea de Medio Ambiente. Si no se altera, el carbono puede permanecer allí retenido durante miles de años, y los suelos sanos contribuyen así a mitigar el cambio climático. Un buen ejemplo son las turberas, un tipo de suelo muy valioso en ese sentido, ya que es extremadamente rico en carbono.

En el sentido inverso, el cambio climático puede alterar el modo en el que el suelo almacena carbono, por ejemplo los altos niveles de dióxido de carbono en la atmósfera provocan que los microorganismos descompongan la materia orgánica del suelo y liberen carbono a mayor velocidad.

Además, la forma en la que usamos el suelo también puede provocar que este pase, de ser sumidero, a ser fuente de carbono. El nuevo informe del IPCC es claro: debemos manejar la tierra de una forma mucho más sostenible para que libere menos carbono que en la actualidad.

Desertificación y degradación de la tierra
Cuando la tierra se degrada, se vuelve menos productiva y además se reduce su capacidad para absorber carbono. Esto aumenta el cambio climático, mientras que el cambio climático a su vez potencia la degradación de la tierra. “En un futuro con lluvias más intensas, aumenta el riesgo de erosión del suelo en las tierras de cultivo, y el manejo sostenible de la tierra es una forma de proteger a las comunidades de los impactos perjudiciales de esta erosión del suelo y deslizamientos de tierra. Sin embargo, en algunos casos esta degradación podría ser irreversible”, ha explicado Kiyoto Tanabe, copresidente del grupo de trabajo sobre inventarios nacionales de gases de efecto invernadero.

Aproximadamente 500 millones de personas viven en áreas que experimentan la desertificación. Estas zonas son más vulnerables al cambio climático y los eventos extremos, como la sequía, las olas de calor y las tormentas de polvo, con una población mundial cada vez mayor que a su vez ejerce más presión sobre la tierra.

Medidas propuestas en relación al clima y la tierra
Es necesario restaurar las turberas, reducir el consumo de carne para producir menos metano y evitar el enorme despilfarro de alimentos que se genera hoy en día.

Entre las medidas que propone el informe para reducir las emisiones de gases con efecto invernadero: seguir dietas de tipo vegano y vegetariano, que además son más saludables y sostenibles, como aquellas que se basan en legumbres, vegetales, nueves y semillas. “Algunas opciones dietéticas requieren más tierra y agua, y causan más emisiones de gases que atrapan el calor que otras”, ha explicado Debra Roberts, copresidenta del Grupo de trabajo II del IPCC. “Las dietas equilibradas con alimentos de origen vegetal, como cereales secundarios, legumbres, frutas y verduras, y alimentos de origen animal producidos de manera sostenible en sistemas con bajas emisiones de gases de efecto invernadero, presentan grandes oportunidades para adaptarse y limitar el cambio climático”, ha añadido la experta.

Seguridad alimentaria
La acción coordinada para abordar el cambio climático puede mejorar simultáneamente la tierra, la seguridad alimentaria y la nutrición, y ayudar a acabar con el hambre. El informe destaca que el cambio climático está afectando los cuatro pilares de la seguridad alimentaria: disponibilidad (rendimiento y producción), acceso (precios y capacidad para obtener alimentos), utilización (nutrición y cocina) y estabilidad (interrupciones en la disponibilidad). “La seguridad alimentaria se verá cada vez más afectada por el cambio climático a través de la disminución del rendimiento, especialmente en los trópicos, el aumento de los precios, la reducción de la calidad de los nutrientes y las interrupciones de la cadena de suministro”, ha explicado Priyadarshi Shukla, copresidente del Grupo de trabajo III del IPCC. “Habrá impactos más drásticos en los países de bajos ingresos en África, Asia, América Latina y el Caribe”, ha añadido.

Reducir las desigualdades, mejorar los ingresos y garantizar el acceso equitativo a los alimentos para que algunas regiones (donde la tierra no puede proporcionar alimentos adecuados) no estén en desventaja, son otras formas de adaptarse a los efectos negativos del cambio climático.

Es necesario desarrollar un sistema alimentario más resistente y conseguir que haya más tierra disponible para la bioenergía, al tiempo que se protegen los bosques y los ecosistemas naturales. “Las políticas que apoyan la gestión sostenible de la tierra, aseguran el suministro de alimentos para las poblaciones vulnerables y mantienen el carbono en el suelo al tiempo que reducen las emisiones de gases de efecto invernadero son importantes”, ha resumido Eduardo Calvo, copresidente del Grupo de trabajo sobre inventarios nacionales de gases de efecto invernadero.

Contra el desperdicio de alimentos
Aproximadamente un tercio de los alimentos producidos se pierden o desperdician. Reducir esta pérdida y desperdicio reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero y mejoraría la seguridad alimentaria, concluye el informe.

“Nuestra dieta es, en muchos casos, responsable de más emisiones de gases con efecto invernadero que nuestro medio de transporte”, explica el experto en cambio climático y divulgador Andreu Scrivá en su libro ‘Aún no es tarde’. “Si tenemos un coche eléctrico y nos movemos habitualmente en bicicleta, pero comemos carne roja dos veces por semana y fruta fuera de temporada, las emisiones de nuestro menú superarán, con creces, las del transporte”.

Es necesario cambiar el modelo de producción de alimentos y hacerlo más sostenible, pero los consumidores también tenemos mucho que hacer: “Algunas soluciones que dependen de los agricultores. Pero en otras están en manos de cada uno de nosotros,  cuando compramos alimentos y cuando no los desperdiciamos”, ha explicado Valérie Masson-Delmotte, una de las expertas del IPCC que ha intervenido en la rueda de prensa.

El informe muestra que gestión más sostenible de la tierra puede contribuir a combatir el cambio climático, pero no es la única solución. La reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de todos los sectores es esencial para mantener el calentamiento global muy por debajo de los 2 °C, si no es de 1,5 °C.

El nombre completo del informe es “Cambio climático y tierra: un informe especial del IPCC sobre cambio climático, desertificación, degradación de la tierra, gestión sostenible de la tierra, seguridad alimentaria y flujos de gases de efecto invernadero en los ecosistemas terrestres”, y se puede saber más consultando la web del IPCC.

Muy interesante

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