La agencia atómica rusa Rosatom aseguró hoy que continuará desarrollando novedosos modelos de armas para “honrar la memoria” de sus cinco especialistas fallecidos la semana pasada durante los ensayos de un nuevo misil en un polígono en el norte de Rusia.
“Hemos despedido (hoy) a nuestros compañeros, que fallecieron de forma trágica durante los ensayos de un nuevo equipo especial. Se mantuvieron fieles a su deber hasta el último minuto y se fueron como unos verdaderos héroes”, dijo el jefe de Rosatom, Alexéi Lijachiov, según un comunicado de la agencia.
Agregó que la mejor forma de honrar la memoria de sus empleados es la continuidad de los trabajos para desarrollar “nuevos tipos de armas”, que proseguirá “sin falta”.
Rosatom informó de que cinco de sus empleados perdieron la vida el 8 de agosto durante los ensayos de un misil con una fuente isotópica de alimentación en un polígono de la Armada rusa cerca de la ciudad portuaria de Severodvinsk.
Aunque los detalles del accidente y el tipo del arma se mantienen en secreto, algunos medios han sugerido que se trata del misil de crucero hipersónico Burevéstnik (Albatros), dotado de propulsión nuclear.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, presentó el misil, al igual que otras armas del nuevo arsenal estratégico del país, durante su discurso sobre el estado de la nación en marzo de 2018.
Una fuente de la industria militar negó este domingo que el accidente ocurriera con un Burevéstnik y señaló, en declaraciones al periódico “Nezavisimaya Gazeta”, que los ensayos de esa arma acabaron con éxito hace medio año.
El día del accidente las autoridades de Severodvinsk admitieron un aumento de la radiactividad en la zona, que situaron en “0,11 microsievert por hora con un máximo permitido de 0,60 microsievert”, según la nota oficial.
El repunte fue temporal y horas después la situación se normalizó, aseguraron en el Ayuntamiento local.
El sábado las autoridades de la región de Arjánguelsk, donde tuvieron lugar los hechos, volvieron a confirmar que el nivel de la radiación en la zona se encontraba “dentro de la norma” y “ya no hubo información sobre su aumento”.
La organización ecologista Greenpeace pidió a los órganos competentes rusos investigar el repunte de la radiación e indicó que, tras la explosión, esta fue “veinte veces mayor a la norma”.