Madonna Louise Verónica Ciccone nació el 16 de agosto de 1958. A los cinco años, su mamá falleció y quedó bajo el cuidado de su papá un hombre bueno pero estricto y conservador.
En el secundario Madonna ya comenzó a distinguirse. No solo era uno de los mejores promedios, también una de las chicas más “populares”. Dotada naturalmente para la danza se ganó una beca para estudiar en la Universidad de Michigan.
En el año 1977 con solo 19 años, apenas 35 dólares en el bolsillo y la desaprobación de su padre se mudó a Nueva York para comenzar su carrera artística. Los comienzos fueron duros trabajaba de moza, estudiaba danza contemporánea y participaba en dos bandas: Breakfast club y Emmy.
Su estilo musical era tan impactante que el productor musical Mark Kamins la ayudó a lanzar Everybody, pero fue con su segundo álbum Like a Virgin, en 1984, que su carrera despegó hasta convertirla en la Reina del Pop. Hoy existen muchas princesas pero el reinado sigue siendo suyo. Reina, pero humana al fin, algunas de sus manías y anécdotas trascendieron.
Madonna encabezó diez giras musicales, por lo que subir a un escenario no tendría que representarle ningún problema. Sin embargo, en una entrevista aseguró que aunque no siente miedo de actuar, sí se siente vulnerable. Por eso, reconoció que muchas veces en medio de un concierto tiene que darle la espalda al público y respirar profundo mientras se repite “esto es algo pasajero”. Madonna también padece brontofobia o astrofobia que es el terror a los rayos y a las tormentas eléctricas.
Además de sus manías varias veces trascendieron sus pedidos para cuando sale de gira. Exige tener en su camarín por lo menos 20 líneas de teléfono internacional y que esté repleto de lirios y rosas blancas Pero las flores además de ser frescas deben tener sus tallos cortados a 15,24 centímetros (seis pulgadas) En los últimos años además ordena comida vegana es decir con ningún componente de origen animal o derivados de productos animales como huevos o lácteos. En diversas ocasiones también pidió que los muebles del cuarto de hotel donde se hospeda sean reemplazados por los propios. La vajilla que usa debe ser de cristal o porcelana. Alguna vez le preguntaron a Daniel Grinbank si no le parecían excesivos o demasiado extravagantes los pedidos de las estrellas y ensayó una respuesta comprensible. Como pasan mucho tiempo fuera de sus casas necesitan recrear espacios seguros y reconocibles que se las recuerden.
De todos los pedidos que hace Madonna para sus giras y presentaciones, sin duda el más curioso es su orden de destruir los inodoros que usa en cada hotel donde se hospeda. La razón no es tan ilógica: quiere evitar que algún fanático obsesionado o que se “pasa de vivo” lo venda o subaste para obtener cinco minutos de fama y bastante dinero.
El despliegue físico de Madonna en el escenario siempre fue admirable, lo mismo que sus piernas que permanecen impecables superada la barrera de los 60. Es famosa su disciplina para entrenar, rutina que no disminuye con los años. Según contó Craig Smith, su entrenador durante los últimos años, entrena seis de los siete días de la semana con rutinas que incluyen barra, yoga, artes marciales, boxeo, además de flexiones y trabajo abdominal.
Para mantener su cuerpo casi en el mismo estado que cuando tenía 20 años, además realiza seis comidas diarias, tres con porciones pequeñas y tres principales un poco más abundantes. Bebe mucho jugo y su favorito es el de sandía. También come barritas de proteínas orgánicas, frutas, verduras y granos como la quinoa.
Uno de los primeros argentinos en conseguir notas con ella fue Marley. Cuando el papá de Mirko comenzaba su carrera le mandaron a cubrir su recital en Puerto Rico. Al entrar al hotel para entrevistarla, la artista -que estaba practicando yoga- lo tiró al piso y puso su cabello en sus piernas porque lo confundió con su novio. El equívoco le causó tanta risa que lo invitó a seguir la gira por Las Vegas y Londres
Al tiempo la Reina del Pop visitó la Argentina y Marley le mandó a su hotel seis docenas de rosas junto a una camiseta de la Selección argentina con el logo de Canal 13. En medio del recital la sorpresa fue por partida doble: Madonna apareció con la camiseta puesta con el logo del 13 en la transmisión en vivo por… Telefe.
En el 2006, cuando el conductor estaba por cumplir años le llegó una carta a su casa. Pensó que se trataría de alguna publicidad, pero al abrir el sobre se encontró con una carta personal de Madonna donde lo invitaba a uno de sus conciertos en Estados Unidos. Hoy el papá de Mirko reconoce que para educar a su niño pone el foco en una frase que ella le dijo en uno de sus encuentros: “Me ocupo de que mis hijos entiendan que lo más importante en esta vida es el respeto a los demás”.
Madonna visitó la Argentina cuatro veces. La primera fue en octubre de 1993. Venía de publicar su libro “Sex” y el entonces Arzobispo de Buenos Aires, Antonio Quarracino dijo que su llegada era “una ofensa a la Argentina” por ser una “fulana, pornógrafa y blasfema”. Para acompañar la polémica un fiscal pidió que se prohibieran sus actuaciones. Al final hubo dos shows pero con entrada prohibida para “menores de 13 años sin acompañante”.
La segunda visita, en 1996, no fue para cantar sino para filmar Evita. Su llegada hizo feliz a sus seguidores pero también despertó la bronca en los de la verdadera Evita. Es que la película la presenta más como una “trepadora”que la mujer comprometida con los más humildes. Por eso algunos sectores pidieron declarar a todo el elenco, con Madonna a la cabeza, como “personas no gratas”. Con un clima hostil y para evitar problemas durante el rodaje, el entonces presidente Carlos Menem ordenó reforzar los operativos de seguridad.
Para aquietar las aguas, Madonna pidió reunirse con referentes del Justicialismo y de la cultura como María Elena Walsh y Sara Facio. En todas sus apariciones se mostraba con un look rectado que imitaba a la Eva original y muy alejado de sus habitual y sensual vestuario.
Además de la resistencia de ciertos sectores del peronismo quedaba un escollo por resolver. El Presidente argentino se negaba a prestar el balcón de la Casa Rosada para que Madonna se dirigiera a dos mil extras que la escuchaban entonar “No llores por mí Argentina”. El momento era central para la película, pero sin balcón verdadero no valía. Pero Menem tenía una reconocida debilidad por el mundo del espectáculo y decidió cenar con la estrella principal. Al terminar él había conseguido el encuentro y ella, el histórico balcón.
“Me dijo que yo le recordaba a Eva Perón. Tratamos de impresionarnos mutuamente. Y creo que ambos lo logramos –contaba la diva por aquellos días- Toda la experiencia fue totalmente surrealista. Hablamos de misticismo y reencarnación, de música y política”. Muchos años después y con el balcón conseguido aseguró que el ex presidente era “Un hombre muy seductor. Me di cuenta que tiene pies pequeños y que se tiñe el pelo de negro” para después agregar “No me sacaba los ojos de encima”. “Lo agarré mirando al bretel de mi corpiño, que apenas se podía ver. El siguió haciendo esto toda la noche, con sus ojos perforadores, y cuando lo cazaba mirando, sus ojos se quedaban con los míos”.
En el año 2008, la rubia volvió a la Argentina para brindar cuatro shows en River y otra vez visitó la Rosada. Esta vez la presidenta era Cristina Fernández de Kirchner. Cuando llegó la ex mandataria estaba reunida con Ingrid Betancourt, la ciudadana franco-colombiana que estuvo más de seis años secuestrada en poder de las FARC y la artista se sumó. “Fue un encuentro de mujeres que sin conocerse se quieren”, relató Betancourt.
La última vez que Madonna pisó estas tierras fue en 2012. Vino con una comitiva de 200 personas y trajo 700 piezas de vestuario para los 22 bailarines que la acompañaban. También, 24 guitarras, 90 parlantes y cuatro micrófonos de oro. En el hotel que se hospedó tuvieron que armarle un gimnasio en su habitación con aparatos importados para ese momento. Otro de sus pedidos provocó asombro y cierto enojo: ningún empleado la podía mirar a los ojos y mucho menos hablarle. Pese a algunos deseos extravagantes y ciertos inconvenientes (un corte de energía de una hora causado por sus propios generadores antes de iniciar el show en Córdoba y una gripe persistente) la artista volvió a deslumbrar.
En el 2016 cuando recibió el premio a la Mujer del Año en la gala Billboard pronunció un discurso contundente: “Cuando sos mujer se te permite ser linda y sexy. Pero no parezcas inteligente y finalmente, no envejezcas. Porque envejecer es un pecado. Vas a ser criticada y denigrada y definitivamente no te van a pasar en la radio”.
Quizá para la industria y muchos mortales envejecer sea un pecado, pero con sus 61 años recién cumplidos Madonna demuestra que envejecer también puede ser una decisión.
Fuente: Infobae