El plástico un material útil y, en muchas ocasiones seguro, pero en otras, conlleva una serie de amenazas. Y es que el 91% de este material, según National Geographic, no se recicla.
Además, de acuerdo el World Wildlife Fund (WWF) o Fondo Mundial para la Naturaleza, la mitad del plástico que utilizamos es de un solo uso.
Desde el WWF también afirman que ocho millones de toneladas de plástico van a parar cada año a los océanos. Por esta y otras razones, cobra fuerza el movimiento “Zero Waste”, que consiste en llevar la guerra al plástico más allá del reciclaje.
No solo se trata de tirar los envases al contenedor amarillo, o de reutilizarlos, sino que hay que disminuir al máximo su uso, rechazando los productos que vengan en este tipo de envases.
Y para ello, cada vez hay más alternativas. Efe ha charlado con algunos jóvenes que se han subido a la ola del “Zero Waste” y demuestran que una vida con poco plástico es posible.
Filtros de agua
A pesar de que haya que cuidar su gasto en actividades como el baño, beber agua es esencial para la salud. Sin embargo, la tendencia a comprar agua embotellada, cuya botella irá a la basura rápidamente, es una forma más de generar deshechos de plástico.
Según Greenpeace, cada año se generan 500 mil millones de botellas de plástico. Y pueden tardar 450 años en descomponerse, según la organización Oceana (oceana.org).
No caer en ello es fácil: una cantimplora o botella reutilizable basta para transportar el agua y beber donde sea. Las hay hasta del propio plástico, pero para usar muchas veces y además seguro.
“En la nevera, guardo el agua en botella de cristal y, para la calle, siempre llevo en el bolso una cantimplora pequeña que puedo llenar en cualquier fuente”, dice a Efe Nuria, una joven seguidora del movimiento “Zero Waste”.
Sin embargo, ¿qué hacer si el agua de nuestro grifo no es agradable? Es sencillo: se venden filtros para el agua, algunos que pueden colocarse directamente sobre el grifo.
Otra opción son las jarras especiales para esta tarea pero, cuidado, algunas traen filtros desechables que pueden causar el mismo impacto que las botellas de un solo uso.
Bolsas de tela
Ir a la compra suele implicar salir de la tienda con bolsas de plástico que, finalmente, terminarán en la basura y, muy probablemente, en nuestros océanos. Especialmente aquellas que utilizamos para comprar la fruta y pesarla antes de pagar.
Según la ONU, son, una vez más, 500 mil millones las bolsas que se gastan al año en todo el mundo y tardan, de acuerdo con Oceana, unos 400 años en descomponerse.
Para evitar todo esto, las bolsas de tela o de materiales reutilizables son una alternativa cada vez más extendida: “Uso bolsas de algodón para fruta y verdura”, dice Neil, otro joven aficionado a la vida sin plástico, quien explica que “esta alternativa es sencilla, es cuestión de hábito”.
Cada vez hay más tiendas donde comprar todo a granel y donde los clientes utilizan este tipo de bolsas o botes de cristal para retirar sus artículos.
Higiene sólida
Champús, geles de baño, cremas hidratantes, aceites corporales, exfoliantes, limpiadores faciales… ¿Cuántos productos de cosmética e higiene puede haber en un cuarto de baño? ¿Y cuántos botes de plástico pueden terminar, mes a mes, en la basura cuando se van agotando estos productos?.
Por suerte, existen alternativas y cada vez son más las marcas que apuestan por ofrecer una gama de productos sólidos “naked” (que no necesitan envase).
Es el caso de Lush, Indra Ecosmética, Stepy, Mama Bruja, Bara Cosmetics, Biofilia Kia Ora, entre otras.
“Los envases son una basura y ya hemos sufrido su uso excesivo durante suficiente tiempo” explica Mark Constantine, cofundador de Lush, en un artículo de la web de la marca. Constantine afirma también que “los clientes comienzan a cuestionar a los fabricantes y minoristas y piden que supriman tanto envoltorio”.
Según esta marca, el 35% de sus productos se venden sin envase. Nuria, de hecho, ha logrado cambiar su rutina de higiene de esta forma: “prácticamente no quedan en mi baño productos embotellados”.
“Llevo ya dos años usando champú sólido. También uso desde hace tiempo un jabón corporal y otro facial, e incluso hidrato mi cuerpo con un acondicionador sólido, todo en la ducha, ideal también en caso de pereza”, explica la joven. “Lo siguiente será pasarme a los aceites faciales sólidos en lugar de la crema hidratante”, remacha.
Por su parte, Neil está empezando también a aficionarse a este tipo de productos, aunque de momento solo ha empezado por el cabello: “Desde hace un par de meses utilizó champú sólido. Es de buena calidad, se puede guardar en una caja y es duradero”.
Cepillos y peines
Lavarse los dientes o cepillarse el cabello son parte de la higiene diaria. Pero, así como los peines pueden terminar desgastándose, el cepillo de dientes hay que renovarlo cada cierto tiempo y, ¿dónde acaba el anterior? Efectivamente, en la basura, en los océanos, y generando residuos plásticos.
“Yo uso un cepillo de dientes de bambú”, explica Neil, quien dice que es “una alternativa biodegradable al cepillo clásico de plástico”. Existen también de otros materiales, como las fibras de maíz.
Maquillaje sólido
Además de la higiene, ¿qué ocurre con la belleza? A la hora de maquillarse, el plástico suele ser el envase de bases de maquillaje, pintalabios, iluminadores… Pero, al igual que con la higiene, las marcas se están concienciando y empiezan a ofrecer alternativas.
“Yo uso una base de maquillaje sólida que tiene una pequeña sujección de cera de candelilla vegana y, además de maquillarme, hidrata mi piel porque es rica en aceites como el de coco”, explica Nuria, que también tiene un iluminador y un pintalabios de esas características.
Otra opción es comprar productos de maquillaje cuyos envases están hechos de otros materiales y empresas como Zao Cosmetics, los fabrica de cristal y bambú. Otras marcas, como Pure Bio o Colour Caramel, permiten comprar recargas de sus productos de maquillaje para poder reutilizar el envase en lugar de tirarlo.
Táper de cristal
Comer fuera de casa puede ser algo esporádico, como hacer en un picnic o celebración al aire libre, o también algo habitual, dependiendo del tipo de trabajo y jornada laboral. Y, cuando no se eligen restaurantes para ello, la comida puede comprarse envasada o traerse de casa… En táper de plástico.
Algunos son de un solo uso, otros son reutilizables, pero no todos son aconsejables para el microondas o para guardar de forma correcta los alimentos. Por eso, la alternativa más saludable y ecológica está en los táper de cristal.
Y, en caso de comprar comida para llevar ya existen establecimientos que permiten hacerlo en el táper del comprador, o que se decantan por los envases de cartón en vez de los de plástico desechable.
Cubertería y vajilla
¿Qué ocurre en las fiestas de cumpleaños, picnics, y otras celebraciones? Muchas veces, en lugar de sacar la mejor vajilla de porcelana y la cubertería de plata; optamos por el plástico, bien porque el plan es en el exterior, bien porque así la tarea de limpiar tras el evento es más sencilla.
No obstante, hay alternativas: los vasos, platos, e incluso algunas veces los cubiertos, pueden ser de papel si se buscan desechables. Pero también existe cubertería y vajillas de madera, fibras de bambú, o de maíz: “pesa poco, se puede utilizar muchas veces y es biodegradable y compostable”, dice Neil.
De hecho, ¡algunos de estos cubiertos son incluso comestibles! Hay pajitas de sabores que sustituyen a las cañas de plástico para tomar las bebidas. Y es que, de acuerdo con Eco Cycle, una empresa norteamericana de reciclaje, solo en Estados Unidos se gastan 500 millones de plástico para estas actividades cada día y, según Oceana, pueden tardar 200 años en descomponerse.
Por fortuna, el “Zero Waste” es posible, y Neil ofrece a partir de su experiencia unos consejos:.
“Hay que valorar los envases que sean aptos para ser usado más veces, y ser realista con la posibilidad de darle usos posteriores. También es conveniente investigar si el producto que buscamos cuenta con una alternativa sólida o a granel, buscando siempre envases que no sean de un sólo uso”.