Paraguay, principal productor ilegal de marihuana en Suramérica, dio este jueves un nuevo paso hacia el uso medicinal de esta droga con el llamado de las primeras empresas que se ocuparan de su producción e industrialización controlada.
El ministro de Salud Pública, Julio Mazzoleni, dijo este jueves a los medios que en una primera etapa cinco empresas serán autorizadas a operar y que las interesadas podrán inscribirse en la Dirección de Vigilancia de la Salud de esa cartera, del primero al 31 de octubre de este año.
“Estos documentos serán evaluados en primera instancia (y) si superan en la forma, van a tener un análisis de fondo” a cargo de otro órgano integrado por expertos de tres ministerios, además de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), afirmó Mazzoleni a su salida de una reunión con el presidente, Mario Abdo Benítez.
Mazzoleni presentó al jefe de Estado los detalles de la puesta en marcha de la iniciativa durante una audiencia en la que participaron, además, el titular de la Senad, Arnaldo Giuzzio, y la ministra de Industria y Comercio, Liz Cramer.
El marco legal de la producción controlada de cannabis de uso medicinal se completó en Paraguay en diciembre de 2017, cuando el antecesor de Abdo Benítez, Horacio Cartes (2013-2018), sancionó su promulgación.
El ministro calificó como de “bastante moderna” la normativa, que prevé aspectos vinculados a buenas prácticas, plan de cultivo, de seguridad, transporte, industrialización y de exportación, “si fuera de interés de la empresa”.
El 2% de la producción será gestionado por el Ministerio de Salud para que este organismo “otorgue de manera gratuita a los pacientes que tengan indicaciones probadas para el uso de cannabis medicinal”, indicó Mazzoleni.
Aclaró que las autoridades sanitarias “están continuamente monitoreando” los beneficios científicos del uso medicinal de esta hierba, cuya eficacia dijo estar probada en casos de convulsiones refractarias (epilepsia), parkinson y dolores con especificidad científica.
Por su parte, Giuzzio expresó que se trata de un “momento histórico” del país, ya que en noviembre o diciembre se tendrían las primeras licencias y seis meses después la cosecha de la primera producción, habilitada de momento solo para el departamento Central, la urbe que rodea la capital.
“La idea es que el cannabis medicinal y el cáñamo, en su momento, sean utilizados como alternativa de cultivo en lugares tradicionales donde hoy se cultiva la marihuana de uso tóxico o recreativo”, señaló Giuzzio, al reiterar su rechazo a la despenalización de su cultivo defendida por algunos sectores sociales.
Recordó la existencia de convenciones internacionales que obligan a mantener “una postura de lucha contra las drogas ilícitas en general” y puede “salir de control” si se permite cultivar la hierba en los hogares, debido a los problemas que hoy afrontan los órganos de seguridad en la represión de los cultivos ilegales.
El uso no controlado del cannabis mantiene a un hombre que fabricó aceite en su casa en el eje de una discusión, después de que la Fiscalía pidiera un nuevo juicio para mandarlo de nuevo a prisión tras beneficiarse de reclusión domiciliaria donde cumple una pena de dos años y seis meses de prisión.
Paraguay está considerado como el mayor productor de marihuana en la región con cultivos en las regiones fronterizas con Brasil, país de destino de la mayor parte de la cosecha, que también se trafica hacia Argentina, Chile y Uruguay, a través de grupos criminales cada vez más poderosos.