Con demostraciones de su cultura y sus tradiciones, China celebra en El Salvador el primer año de las relaciones diplomáticas y de amistad entabladas con el país centroamericano en agosto del año pasado en medio de polémicas que ya parecen estar olvidadas.
Fue justamente en la nación asiática donde se daba la noticia aquel 21 de agosto, que luego fue ratificada por el entonces presidente Salvador Sánchez Cerén, quien recibió una lluvia de criticas por la decisión inesperada y repentina, ya que esto supuso la ruptura de las relaciones con Taiwán y serios cuestionamientos por parte de Estados Unidos.
Sin embargo, un año después del controvertido hecho, los nexos entre China y El Salvador, ahora con un nuevo Gobierno, parecen ser fuertes y sólidos. El país asiático, a través de sus diplomáticos en la nación centroamericana, ha reiterado su interés de promover las oportunidades de negocios entre ambos países.
Pero lo comercial no es lo único en lo que China está dispuesto a trabajar con El Salvador, el intercambio cultural juega un papel fundamental en toda esta conexión.
Muestra de ello es el espectáculo que el Grupo Artístico de Shenzhen brindó en el Teatro Presidente, en San Salvador, en el marco del primer año de la amistad con El Salvador y de los 70 años del fundación de país asiático, considerado la primera potencia económica mundial.
Con su espectáculo “Canción de la Nueva Era”, que incluye danzas, música y acrobacias, la compañía artística china cautivó a cientos de salvadoreños que conocieron un poco más de la cultural de dicha nación.
La actuación mostró la riqueza artística de la ciudad de Shenzhen, en la sureña provincia china de Guangdong, a través de acróbatas, bailarines y cantantes, quienes invitaron a los asistentes a ser parte sus presentaciones, en un ambiente de amistad, festivo y con un excelente repertorio musical.
Los artistas dieron la bienvenida a los espectadores con un baile de apertura denominado “Brisa de primavera armoniosa y alegre”, una danza tradicional que muestra cómo celebraron los antiguos chinos la fiesta de primavera.
El público rompió en aplausos y se puso de pie al presenciar una pancarta con el mensaje “Viva la amistad entre El Salvador y China”.
El evento, organizado por la Embajada de China en El Salvador con el apoyo del Ministerio de Cultura, continuó con un amplío programa que incluyó una pieza de música folclórica interpretada por los artistas Li Fanmo, Zhang Lei, Yang Yingying y Liao Huijuan.
El sonido de los peculiares instrumentos llamó enormemente la atención de los espectadores. El erhu (violín chino), la Pipa (que asemeja a una guitarra española), el guzheng (instrumento tradicional de China) y la souna (instrumento de viento) despertaron los sentidos de los asistentes.
La emoción del público subió al presenciar el espectáculo de magia de los artistas Ruxian Guli y Zheng Guosheng; la destreza de Liu Dongchen con el díabolo (juguete de malabaristas) y la excelente voz de Fan Yuanyuan, quien interpretó la canción Jazmín, una pieza musical clásica de China.
Las dos horas de duración del espectáculo se fueron volando y los salvadoreños despidieron a la delegación de 30 artistas chinos con aplausos, chiflidos y sonrisas.
Para Mariam Pleitez, de la Dirección General de Arte del Ministerio de Cultura, la actividad representó una buena oportunidad para los salvadoreños de ir al teatro en familia a “disfrutar de un espectáculo rico en cultura, diferente, amigable y emocionante”.
“Es inexplicable de describir la emoción que vimos en las personas”, expresó a Efe Pleitez.
La funcionaria indicó que tras el éxito del Grupo Artístico de Shinzhen se analizará que otros oportunidades de colaboración se concretan con la nación asiática para llevar a cabo en el país (El Salvador) más espectáculos de esta naturaleza.
El Salvador fue el último país en unirse a una tendencia iniciada por otros países que decidieron “nadar” hasta el otro lado del Estrecho para entablar amistad con China de manera oficial, como la República Dominicana, que lo hizo en mayo de 2018, Panamá, en junio de 2017, o Santo Tomé y Príncipe, en diciembre de 2016.