- “La forma que tiene un bebé de llegar al mundo puede determinar el establecimiento de la lactancia”.
- El contacto piel con piel también es posible en cesáreas.
- Embarazos de alto riesgo: por qué se producen y qué hacer.
Los seres humanos somos mamíferos, es decir, animales que amamantan a sus crías y muchas veces el cómo venimos al mundo puede influir en el inicio y éxito de la lactancia, aunque no nos lo creamos. De hecho, los especialistas trabajan cada vez más porque ese parto sea lo más natural posible, ya que así se facilita el inicio de una lactancia materna, siempre que ése sea el deseo de la madre y las condiciones lo permitan.
“La forma que tiene un bebé de llegar al mundo puede determinar el establecimiento de la lactancia, y de esta manera, cuanto más fisiológico y menos intervención se realiza en el momento del alumbramiento, más fácil será el establecimiento de la lactancia materna”, explica Paloma De Miguel, consultora internacional de lactancia IBCLC de Hospital Quirónsalud Valencia.
Esta especialista en lactancia materna explica así que los partos no medicalizados y sin separación de la madre tras el alumbramiento han demostrado poner en marcha, y de manera casi inmediata, los reflejos instintivos del bebé, a la vez que hacen posible que el recién nacido alcance el pecho y succione automáticamente.
“Este agarre espontáneo es una gran ventaja, ya que deja una huella imborrable en el bebé. Su lactancia de esta manera es mucho más probable que sea exitosa a largo plazo. Sin embargo, cuando existe una mayor intervención y separamos a la mamá y al bebé tras el alumbramiento, este establecimiento inmediato puede no darse con tanta facilidad, y podría ser necesario contar con ayuda profesional a la larga”, afirma la consultora de lactancia.
Por otro lado, la Academia Americana de Pediatría hace referencia a la importancia de la práctica del ‘piel con piel’ tras el momento del parto. “Idealmente, se recomienda que coloquen a su bebé sobre su abdomen inmediatamente después del parto. Deseará amamantarlo en el término de una hora más o menos después de dar a luz para aprovechar el instinto de succión de su bebé. Al colocarlo en contacto piel a piel con la mamá, un bebé alerta y sano es capaz de agarrarse el pecho sin ayuda específica, en la primera hora después del nacimiento”, explica la entidad científica.
Además, y gracias a este procedimiento, De Miguel defiende que el bebé permanece fisiológicamente más estable, su frecuencia respiratoria, cardíaca, y su temperatura se mantienen constantes. “Es decir, el pecho de la madre mantendrá al bebé a la misma temperatura, y ayudará a que éste mantenga la glucemia más alta”, sostiene la especialista en lactancia materna.
Asimismo, indica que la madre al notar al bebé moviéndose encima de su cuerpo, y sentir las primeras succiones, comenzará a liberar un gran pico de oxitocina, una hormona que ayudará a fortalecer el vínculo madre e hijo, y la involución del útero, lo que disminuye el riesgo de hemorragia postparto.
“La lactancia materna inmediata es posible con la mayor parte de los nacimientos sanos, cuando un bebé necesita poco cuidado médico más allá de que lo sequen y mantengan calentito con ayuda del cuerpo de su madre. Ofrecerle el pecho a su bebé en este momento le ayudará a aprovechar sus instintos naturales de agarrar el pecho y succionar”, explica la Academia Americana de Pediatría.
El caso de las cesáreas
El temor de muchas madres que se ven obligadas a ser sometidas a una cesárea, una intervención quirúrgica en la que ya no prima lo natural del parto, es que se vea interferido ese inicio de la lactancia materna.
La cesárea en sí no tiene por qué retrasar la subida de la leche. Recordemos que esta intervención no impide el contacto piel con piel inmediato tras el nacimiento.
Por tanto, en estos casos, es todavía más importante facilitar esta práctica así como permitir que la mujer esté acompañada por su pareja o un familiar durante esta intervención, ya que si se aplican protocolos de separación del neonato de la madre tras la cesárea perderemos esas dos primeras horas de periodo sensitivo en las que el bebé está más despierto.
Tras este periodo, entrará en un estado de letargo en el cual, es más difícil despertarlo para ser amamantado y dificultará el establecimiento de la lactancia, retrasando bastante la primera toma y favoreciendo la administración de biberones innecesarios.