- Uno de los ejemplos más frecuentes son los piojos: así se evita el contagio.
Aunque existen actividades que se llevan a cabo en el patio del colegio, la mayor parte del tiempo los niños están en las aulas. Estos espacios cerrados suelen ser el foco de infección de algunas de las enfermedades más comunes. Por eso, el inicio de las clases es “el momento apropiado para incorporar hábitos saludables a la rutina de los niños”, como recuerda la Asociación Española de Pediatría (AEPED).
Pero, además de conocer las enfermedades más comunes en los colegios, también es importante saber cuáles de ellas deben comunicarse lo antes posible en la escuela por su alto riesgo de contagio. Uno de los ejemplos más frecuentes son los piojos que, como bien señala la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) “basta tratarse e informar al centro educativo” para que los demás niños puedan prevenir el contagio con champús o lociones apropiadas.
No obstante, otras enfermedades comunes que no tienen por qué comunicarse en la escuela suelen ser las siguientes. Según la SEPEAP, los catarros, faringitis, conjuntivitis y gastroenteritis son bastante frecuentes. También, las infecciones de oído son recurrentes, dado que en los niños “sus trompas de Eustaquio son más cortas, horizontales y anchas”. Esto hace que sean más vulnerables.
Otras enfermedades habituales son la Herpangina y la Roseola. La primera suele causar fiebre, úlceras en la boca y dolor de garganta; la segunda se manifiesta como una erupción en la piel que, también, cursa con fiebre elevada. No obstante, suelen tener una frecuencia mucho menor que las mencionadas anteriormente.
Las enfermedades mejoran el sistema inmunológico
Aunque prevenir el contagio de cualquiera de estas enfermedades es importante, inevitablemente los niños contraerán alguna a lo largo del año escolar. Pero esto no es del todo negativo. Como bien afirma la SEPEAP, “pasarlas mejorará su sistema inmunológico, que creará anticuerpos para estas enfermedades”.
Sin embargo, esto no quiere decir que no se deban tomar ciertas medidas de prevención para evitar no solo el riesgo de padecerlas, sino de contagiarlas. Para ello, es conveniente adoptar una serie de hábitos saludables desde el inicio del curso escolar.
¿Cómo se pueden prevenir?
Muchas de las enfermedades mencionadas pueden prevenirse si los niños aprenden a lavarse las manos con frecuencia, con agua y jabón. No obstante, existen otras medidas que son responsabilidad de los profesores, por ejemplo, ventilar las aulas o garantizar que todos los juguetes o materiales que se utilizan están limpios.
Con todo, la AEPED advierte de lo importante que es revisar el calendario de las vacunas. La meningitis, la varicela, el sarampión o las paperas pueden prevenirse si el niño recibe las vacunas correspondientes. Estas enfermedades no son tan frecuentes, pero sí son muy contagiosas. Por eso, el inicio de un nuevo curso es un buen momento para comprobar que todo está en orden.
Además de todo esto, no olvidemos enseñarles a los niños a que aprendan ciertas actitudes que pueden ser beneficiosas para sus compañeros. Por ejemplo, poner la mano delante de la boca al toser y estornudar, y lavarse las manos después, es un hábito que pueden adquirir desde pequeños para evitar, lo máximo posible, que se contagien las citadas enfermedades.