Un alto oficial de la Patrulla Fronteriza enfrenta cargos por haber
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Un alto oficial de la Patrulla Fronteriza enfrenta cargos por haber abusado sexualmente de una compañera

Durante años, la Patrulla Fronteriza ha tenido problemas para reclutar a más mujeres y ayudarlas a avanzar en las filas de la agencia, en la que durante mucho tiempo ha predominado la presencia de varones. Solo aproximadamente el cinco por ciento de los casi 20.000 agentes de la Patrulla Fronteriza del país son mujeres, y no fue sino hasta 2017 que una mujer fue nombrada jefa interina en la Patrulla Fronteriza, la primera en la historia de este organismo de casi un siglo de existencia.

Un litigio judicial de poca difusión que se desarrolla en Arizona está poniendo de relieve los retos que, incluso ahora, enfrentan las mujeres: un alto oficial, esposo de una de las agentes de mayor rango y más respetadas del organismo, ha sido acusado de abusar sexualmente de una agente de menor antigüedad.

El alto oficial, Gus Zamora, de 51 años, quien tuvo que retirarse como consecuencia de la investigación, fue arrestado en Tucson, Arizona, acusado de violar a una agente que era su amiga y colega. Zamora está casado con Gloria Chavez, una agente veterana que ha sido guía e inspiración de las oficiales del organismo y quien tiene una de las encomiendas de mayor repercusión mediática dentro de la Patrulla Fronteriza: recientemente la nombraron jefa interina de la zona de El Paso, Texas, y le pidieron que se encargara de un sector conflictivo que había captado la atención de todo el país debido a las condiciones de hacinamiento e inmundicia de uno de sus recintos.

El caso, que ahora está en audiencias preparatorias en Tucson, se encuentra en el centro de lo que ha llegado a ser un momento silencioso del movimiento #YoTambién para la fuerza de seguridad fronteriza del país.

Ha puesto en tela de juicio la forma en que la Patrulla Fronteriza trata a sus agentes y cómo responde a las acusaciones de agresión sexual. Pese a que arrestaron a Zamora y en julio lo procesaron por acusaciones de abuso sexual y secuestro, falta que la Patrulla Fronteriza intervenga de manera oficial en el caso.

Los funcionarios de la Patrulla Fronteriza autorizaron a que se retirara Zamora después de que lo arrestaran y le levantaran cargos. Además, el agente superior de la Patrulla Fronteriza del sector de Tucson —Roy Villareal, quien era el nuevo jefe de los agentes de la patrulla en esa zona y el oficial que supervisaba a la agente involucrada— estuvo con Zamora y dicha persona la noche de la presunta agresión, según los informes de la policía, pero les dijo a las autoridades que no observó nada impropio en su interacción.

La agente, identificada en los documentos del juzgado con las iniciales R.W., tenía planes de reunirse con Zamora para cenar esa noche de mayo. R.W. le dijo a la policía que consideraba a Zamora una especie de guía. Era más de diez años mayor que ella, tenía más antigüedad en el organismo y había ascendido de nivel hasta llegar a jefe adjunto en el sector vecino de Yuma, Arizona. No obstante, poco antes de que se reunieran en el restaurant de Tucson, señaló, le había enviado un sugestivo mensaje de texto.

Les dijo a las autoridades que le había preguntado si se había “arreglado” para él. Ese fue uno de una serie de flirteos e insinuaciones que le había hecho en un lapso de varios años y que, según ella, había rechazado o ignorado. Sin embargo, esa noche, después de cenar en Tucson, llegó demasiado lejos, declaró ella en los archivos del juzgado. R.W. señaló que tomó un tequila tras otro, la llevó a su hotel y abusó sexualmente de ella.

R.W. informó de la agresión a la policía el 25 de mayo, dos días después del encuentro. Seis semanas más tarde, en julio, un gran jurado del condado de Pima en Tucson levantó contra Zamora tres cargos del delito de abuso sexual y uno de secuestro. Se jubiló de la Patrulla Fronteriza el 31 de julio, 21 días después de su arresto. Este lunes, está programada una audiencia preparatoria del caso en el Tribunal Superior de Arizona en Tucson.

Ni R.W. ni su abogado respondieron a las preguntas de la entrevista. Una vocera del fiscal del condado de Pima, Barbara LaWall, dijo que la oficina no hace comentarios sobre los casos que están pendientes.

Brad Roach, el abogado de Zamora, dijo en un comunicado que su cliente “se ha declarado ‘inocente’ de las imputaciones. Espera probar su inocencia en el juicio”.

Zamora negó ante los detectives de la policía de Tucsón que hubiera forzado a R.W. y les dijo que ambos estaban borrachos, que habían tenido relaciones sexuales y que ella las había iniciado.

Este caso sucede en un momento muy importante para la Patrulla Fronteriza.

El organismo ha estado inmerso en una crisis moral y de relaciones públicas al mismo tiempo que aplica las medidas enérgicas del gobierno de Trump en la frontera sur. Se ha acusado a los agentes de maltratar a los migrantes y de subir publicaciones vulgares en un grupo privado de Facebook de los agentes. Otros han sido acusados de malos comportamientos más graves, que incluyen asesinato y violación. Dos días antes de la presunta agresión sexual a R.W., la policía de Tucson arrestó a otro agente de la patrulla fronteriza, Steven Charles Holmes, de 33 años, acusado de atacar sexualmente a varias mujeres durante siete años, aunque estas no eran agentes.

Desde hace mucho tiempo, la Patrulla Fronteriza ha tenido un problema para reclutar mujeres. Algunas exagentes han acusado a sus colegas varones de acoso y agresión sexual, y han afirmado que el organismo no ha podido enfrentar ese problema.

“No hay ni una sola mujer de la Patrulla Fronteriza que no haya sido agredida sexualmente, francamente violada o al menos acosada sexualmente”, señaló Jenn Budd, quien fue agente de la Patrulla Fronteriza de 1995 a 2001.

Zamora y Chavez han estado casados durante más de 20 años. Mientras su esposo ha estado afrontando este caso, Chavez ha estado trabajando en renovar el sector de El Paso tras la salida muy publicitada de su antiguo jefe, Aaron Hull. En 2010 se convirtió en la segunda mujer en la historia de la Patrulla Fronteriza en ser nombrada jefa de los agente de la patrulla y asumió el mando del sector de Spokane, Washington, en la frontera con Canadá.

R.W., quien sigue en el sector de Tucson de la Patrulla Fronteriza, ha conocido a Zamora durante muchos años.

Le dijo a la policía que él le había pedido en diversas ocasiones que se reunieran en Tucson, y una vez la había invitado a su hotel. Ella lo había rechazado, afirmó, diciéndole que quería que solo fueran amigos, pero él insistió en comunicarse y flirtear con ella.

Zamora vivía en El Centro, California, donde su esposa había sido jefa de sector, pero trabajaba en Yuma. Ese día de mayo, había viajado de Yuma a Tucson en un viaje de trabajo de la Patrulla Fronteriza con otros dos agentes. A menudo, Zamora “inventaba razones, como tener que hablar con alguien, para justificar sus viajes de trabajo” a Tucson para verla, le dijo R.W. a la policía.

Esa noche, en el restaurant Trident Grill II, Zamora le puso la mano en el muslo izquierdo, y ella se sentó derecha y se apartó, reveló en los informes policiacos.

La policía ha llamado como testigo a Villareal, jefe de los agentes de la patrulla del sector de Tucson. De acuerdo con documentos del juzgado, él y Zamora han sido amigos durante unos 20 años. Villareal le dijo a la policía que Zamora lo invitó al restaurant. Dijo que se quedó un rato, se tomó una cerveza, pero que no se la terminó y que no creía que Zamora y R.W. estuvieran borrachos cuando salió.

La oficina de Aduanas y Protección Fronteriza no contestó las preguntas dirigidas a Villareal y a Chavez, la esposa de Zamora.

R.W. le dijo a la policía que había tomado tres copas de vino, un cóctel y como cinco tequilas; y la mesera les dijo a los investigadores que parecía que Zamora presionaba a R.W. para que bebiera más.

R.W. y Zamora tomaron un Uber al hotel de este último. En su entrevista con los detectives, Zamora dijo que le había ofrecido llevarla a su casa, pero que ella respondió que no quería estar sola y le pidió que regresaran a su hotel.

Según una síntesis del video hecha por la policía, poco antes de la medianoche, el material de video de vigilancia del hotel mostraba las imágenes de Zamora aproximándose con R.W. tomada del brazo. R.W. cayó de rodillas cuando este la soltó para sacar la tarjeta y abrir su habitación. Luego la volvió a tomar del brazo mientras entraban.

R.W. sostuvo en los informes policiacos que había estado demasiado tomada como para recordar haber salido del restaurant y que se había desmayado en la habitación de Zamora. Recuerda que despertó algunas veces en la cama de esta habitación, pero le mencionó a la policía que no sentía haber estado en condiciones de aceptar tener relaciones sexuales. En el laboratorio de criminalística de la policía de Tucson se presentó para su análisis un equipo con materiales que se emplean para investigar una violación, pero los resultados no se han dado a conocer.

Tras el supuesto abuso sexual, la policía de Tucson grabó una llamada telefónica que R.W. le hizo a Zamora. En un resumen de la llamada, los detectives escribieron que cuando R.W. le dijo a Zamora que sus relaciones sexuales no habían sido consensuadas, “él le dijo que no acudiera ahí y que no fue así”. Le dijo que “nunca pensó en tener relaciones. Tomaron demasiados tequilas”, decía el resumen de la policía. Antes de que terminara la llamada, R.W. le dijo que “ella cree que él se extralimitó demasiado y el respondió que creía que ambos se habían extralimitado”.

Cuando un detective le dijo a Zamora al final de su entrevista con la policía que R.W. no estaba en condiciones de aceptar tener relaciones, Zamora “dijo que lo sabe, pero que él tampoco estaba en condiciones de aceptarlo”.a

c. 2019 The New York Times Company

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