Las astronautas Jessica Meir y Christina Koch han salido este viernes de la Estación Espacial Internacional (EEI) en el primer paseo orbital sin presencia masculina, durante el cual repararán un control de las baterías de esa instalación.
La excursión comenzó a las 07.38 horas Este (11.39 GMT) y durante unas cinco horas y media Koch y Meir trabajarán en el exterior de la EEI, una estructura que viaja a más de 27.000 kilómetros por hora a unos 485 kilómetros de la Tierra.
En seis décadas y media de exploración espacial con tripulantes, 15 mujeres han participado en 221 de estos paseos orbitales, pero desde que, en 1984, la soviética Svetlana Savistskaya fue la primera mujer que salió de una nave -acompañada por el cosmonauta Vladimir Dzhanibekov- todas las labores femeninas en el exterior han contado con participación masculina.
La ingeniera Koch, de 40 años, llegó a la EEI el 14 de marzo y se encamina a ser la mujer con una estancia más larga en el espacio, ya que su misión está programada para que dure 328 días. El actual récord femenino lo marcó la estadounidense Peggy Whitson, con 288 días.
La primera excursión de dos mujeres estaba programada para marzo y en ella debía participar la astronauta Anne McClain, pero la NASA encontró entonces que no tenía trajes adecuados para dos mujeres y la estadounidense retornó a tierra durante el verano.
Su suplente, Meir, de 42 años, es una profesora en la Escuela de Medicina de Harvard y su retorno a la Tierra está programado para la primavera (hemisferio norte) de 2020. La misión de Koch y Meir es el reemplazo de uno de los controles de carga y descarga de las baterías que recogen la energía de los paneles solares en la estación internacional.
Las dos mujeres se trasladarán al extremo de la EEI en la Viga 6 de babor para reemplazar el regulador de energía que ha estado en operaciones desde diciembre de 2000. Nuevos trajes más prácticos LA NASA presentó hace unos días el nuevo traje especial que usará en las misiones Artemis y que dotará a los astronautas de una mayor seguridad y movilidad, y de un sistema de comunicación mucho más avanzado.
Permitirá realizar tareas mucho más complejas que sus predecesores, gracias a los avances tecnológicos, que comenzaron incluso antes del programa Apolo, en los trajes espaciales, esenciales para proteger a los astronautas del entorno del espacio.