Puerto Príncipe, EFE.- La Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos (RNDDH) denunció este viernes la implicación de unidades especiales de la Policía en los ataques armados que se han registrado desde el pasado 4 de noviembre en el distrito de Bel-Air, un barrio pobre de Puerto Príncipe.
Según afirmó la ONG en un comunicado, bandas armadas habrían recibido apoyo policial en esos ataques registrados en el contexto de las protestas populares que exigen la dimisión del presidente de Haití, Jovenel Moise.
Durante estos ataques, al menos 15 personas resultaron muertas y varias sufrieron heridas de bala, mientras que 11 vehículos y 21 casas fueron incendiadas y dos transformadores quedaron dañados, señaló la organización.
“La RNDDH deplora el hecho de que las autoridades estatales vuelvan a utilizar la violencia y a las bandas armadas con fines políticos. Esta estrategia, que desde 2017 ya ha provocado varias masacres y el asesinato de cientos de personas, es inaceptable”, dice la nota.
Según la RNDDH, la raíz de estos ataques está en el deseo de las autoridades estatales de retirar las barricadas colocadas por los manifestantes en la zona de Bel-Air, que se consideraba demasiado activa políticamente, en particular durante las últimas operaciones que mantienen paralizado al país con las protestas que buscan la salida de Moise del poder.
“Con toda probabilidad, agentes de la Brigada de Operación y de Intervención Departamental (BOID) y de la Unidad Departamental por el mantenimiento de orden (UDMO) también están involucrados en la perpetración de estos ataques”, afirman desde la ONG.
Desde el 4 de noviembre, en Bel-Air se ha producido una situación alarmante caracterizada por ataques armados, incendios de casas y vehículos, y el mantenimiento de una psicosis por miedo entre la población.
La ONG condena “la falta de intervención de la Policía Nacional de Haití (PNH) para restablecer el orden en Bel-Air y proteger a la población”, a la que, a su entender, las autoridades han dejado “abandonada a su suerte”.
Desde hace ocho semanas, Haití se enfrenta a una crisis sin precedentes, marcada por las protestas por parte de casi todos los sectores de la sociedad, que exigen la salida del presidente Moise, considerado incapaz de dirigir el país, marcado por una inflación galopante y la devaluación de la moneda local, el gourde.
Las barricadas forma parte de las estrategias utilizadas por los organizadores de las protestas para paralizar actividades como el comercio, el transporte público, los bancos y las escuelas.