La bola de fuego que se desplomó sobre un desierto de Australia hace tres años era una roca que estuvo orbitando el planeta por algún tiempo, tras ser capturada por la gravedad terrestre. Fue un evento astronómico raro, según un grupo de investigadores australianos.
El objeto luminoso marcó trazas en el firmamento el 22 de agosto de 2016 y fue registrado por una red de cámaras –conocida como Desert Fireball Network– que monitorean el cielo en busca de tales eventos.
Los datos proporcionados por estos instrumentos ópticos fueron estudiados por investigadores de la Universidad Curtin (Australia), incluyendo su velocidad y trayectoria. El equipo publicó ahora un informe en la revista The Astronomical Journal, en el que aclara que se trató de un así llamado orbitador capturado temporalmente, o miniluna, con escasas probabilidades de ocurrencia.
En particular, los investigadores señalan que su velocidad extremadamente baja -11 kilómetros por segundo- indica que el objeto había orbitado la Tierra, en tanto que su trayectoria final, casi vertical, excluye que fuese un fragmento de un satélite artificial, recoge Science Alert.
Las minilunas son un fenómeno raro. La probabilidad de su ocurrencia es de una por cada 555 asteroides que pasen cerca de la Tierra, según una simulación computarizada por investigadores del Observatorio de París, de la Universidad de Helsinki y la de Hawái en Manoa.
Antes de la miniluna vislumbrada en 2016, solo una había sido observada con telescopio: un asteroide que fue capturado en 2006 y orbitó la Tierra durante 11 meses. De igual manera, solo una había sido vista como una bola de fuego, cuya baja velocidad indicó que se trataba de una miniluna.
Los investigadores australianos esperan que su metodología ayude a descubrir más minilunas en los próximos años, y subrayan la importancia de estos objetos para misiones de retorno de muestras, redireccionamiento y minería de asteroides.
RT