El daño cerebral adquirido se trata de una lesión cerebral que se produce después del nacimiento, según lo informa En familia. Y esto afecta la capacidad para desenvolverse y la calidad de vida de quien lo padece.
Este tipo de accidentes cerebrales genera alguna deficiencia que puede ser permanente o temporal, y puede afectar la capacidad física, psíquica, conductual o cognitiva, y hasta sensorial.
¿Cómo se produce?
El daño cerebral adquirido también se le conoce como daño cerebral sobrevenido. Ambos términos son correctos, ya que sucede después del nacimiento, y es sobrevenido porque aparece de forma inesperada y brusca.
Se produce por diversas causas. En el caso de los adultos, puede ser causado por el ictus cerebral. Sin embargo, en los niños, esta enfermedad se produce por traumatismos craneoencefálicos.
Otras causas son falta de oxígeno provocadas por intoxicación por monóxido de carbono, ahogamiento, o paro cardiovascular. También influyen las epilepsias, tumores cerebrales, y encefalitis y meningitis.
Consecuencias del daño cerebral adquirido
Las consecuencias dependerán de la zona afectada, cuán grave es la lesión y la edad, entre otros problemas que genera está la alteración de los niveles de alerta.
Esto va desde una somnolencia leve, hasta una completa ausencia de respuesta a cualquier tipo de estímulo.
La ausencia de respuesta a estímulos es grave, ya que se trata de un estado de coma que puede durar días o semanas. También afecta la capacidad motriz, se generan dificultades para alimentarse y se alteran la percepción de los sentidos.
Aparecen problemas en la memoria y dificultades en la capacidad de aprender. Se dificulta la comunicación y esto produce cambios emocionales y problemas de conducta. En líneas generales, se debe cuidar muy bien la salud para no agravar el estado del paciente.
Cómo disminuir las secuelas
Como hemos visto, el daño cerebral adquirido genera una discapacidad casi general, y esto va en aumento año tras año. Una de las prevenciones es evitar o prevenir los accidentes durante la infancia.
También es necesario proveer información adecuada a las instituciones educativas, así como a los profesores para que sepan cómo actuar en casos de convulsión, y atragantamiento, para que las secuelas sean leves.
En el caso del ictus, es necesario crear un programa de atención para los niños, ya que al no existir códigos para tratarlos, se dificulta una recuperación pronta, y agrava más el problema.
Fuente: La Opinión
