La desinformación o los contenidos engañosos que se presentan como si fueran noticias fiables son hoy uno de los grandes desafíos con los que se enfrentan los ciudadanos de todo el mundo. Si tenemos en cuenta que esa información es en la que se basan los votantes para ir a las urnas, podemos decir, entonces que la desinformación constituye una amenaza para la democracia.
¿Pero cómo saber si una información es falsa? ¿Qué tener en cuenta para confiar en un texto que circula por la red? El desafío es complejo, sobre todo teniendo en cuenta que muchas veces esos datos son presentados por páginas que se presentan como sitios de noticias confiables cuando no lo son. O al menos dan indicios de que los datos que presenta como la verdad absoluta tiene información falsa, parten de supuestos o están sustentados por fuentes poco fiables o relevantes.
Claro que también un medio con trayectoria y considerado fiable puede cometer un error, el punto es que, de hacerlo, debería publicar una fe de erratas dando cuenta de esto. Por otra parte, debería verificar la información con varias fuentes antes de publicar, elementos que hacen al ejercicio del periodismo desde siempre. El punto es que muchas veces se publica información falsa o parcial con la intención de manipular a los lectores. De esto y otros temas habló David Alandete, corresponsal del diario ABC España y autor del libro Fake news: la nueva arma de destrucción masiva en una charla donde analizó cuáles son las características que se ven en las campañas de desinformación.
El periodista hizo una exposición en el taller “Medios y Procesos Democráticos en la Era de la Desinformación”, que organizó la Secretaría del Comité Interamericano contra el Terrorismo (CICTE), de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en Washington la semana pasada y en el que estuvo presente Infobae. En 2017, Alandete reunió y dirigió un equipo de investigación que cubrió la campaña de intromisión rusa en la crisis de independencia catalana y su presentación se basó en el análisis de textos que dan cuenta de esto.
Elementos presentes en las campañas de desinformación:
Manipulación de fuentes
“Las fuentes son el pilar central del periodismo. El profesional de la información cimienta todo su trabajo en ellas: porque le cuentan lo que han visto o porque le transmiten un conocimiento para él y los demás oculto”, puntualizó Alandete.
En este sentido subrayó que al analizar varios textos para su libro vio que había noticias en algunos portales donde se citaban como fuentes de relevancia a personas que no necesariamente tenían el peso que se les buscaba dar.
Ofreció el ejemplo de una noticia publicada en un portal donde se mencionaba a William Mallinson, que era presentado como un ex diplomático británico, haciendo un paralelo entre el proceso independentista en Cataluña con la situación de Kosovo hace unos años.
El texto hacía unas aseveraciones muy contundentes y tenía como título “¿Por qué la OTAN no bombardea Madrid durante 78 días?”. Según contó, ese artículo estuvo entre los más leídos y compartidos cuando se publicó, el 5 de octubre de 2019.
El título es impactante, y deriva de esta comparación entre Cataluña y Kosovo. Si esto hubiese sido dicho por un diplomático o funcionario en ejercicio y con capacidad de toma de decisión podía marcar el inicio de un conflicto grave.
El punto es que se le dio un lugar relevante y un título sugerente a lo que era solo una opinión de Mallinson que, según su cuenta de LlinkedIN, es profesor de política y el único cargo que tuvo como diplomático fue entre 1975 y 1986 cuando se desempeñó como secretario de una oficina del servicio diplomático de la reina.
Aquí hay varios puntos para tener en cuenta: por un lado se está presentando a una fuente como más relevante de lo que es, por otra parte, se está publicando un artículo de opinión como si fuera una nota informativa. Cuando se publica una opinión debe quedar claro que se trata de eso y aclarar esto en el encabezado o ponerlo en la sección Opinión.
Además, hubo una manipulación de la fuente. “Se habla de una fuente manipulada cuando se va a buscar que alguien diga lo que yo quiero”, explicó Alandete.
Fe de erratas
La fe de erratas es un instrumento que tiene un medio para dar cuenta de que hubo un error, dato impreciso o mala interpretación. En este apartado, el sitio de noticias, libro o autor deja asentado cuál fue la equivocación y ofrece la corrección.
La idea es que los sitios den cuenta de esos errores y no simplemente modifiquen el texto o el dato erróneo sin dar aviso de esto. Avisar del error es una forma de responsabilizarse.
La firma
El lector también tiene que evaluar si el texto que recibió o vio circulando por las redes tiene una firma y en caso de que así sea, puede verificar de quién se trata: ¿es un periodista reconocido? ¿cuál es su trayectoria?
El autor tiene el deber de responsabilizarse de lo escrito, porque es su obligación rendir cuentas por posibles errores o engaños, analizó Alandete. En muchos casos, los textos de desinformación aparecen en páginas que se presentan como sitios de noticias pero no son tales, son portales donde se comparten textos que no llevan firma y reproducen información que no tiene un aval serio o que no se basa en datos corroborados.
Los lectores
En esta era de desinformación, los lectores deben estar más alerta que nunca y antes de compartir un texto simplemente porque el titular les parece atractivo deberían leerlo y ver, en principio, si se condice el título con el contenido del artículo. Además, deberían preguntarse si las fuentes citadas son fiables o relevantes, si se trata de una crónica, texto informativo o una opinión y en qué sitio fue publicado el material: ¿es un sitio de noticias confiables o un blog conocido por difundir información falsa? A veces con tan solo hacer una búsqueda en Google se puede encontrar la respuesta.
Existen, a su vez, muchos verificadores de noticias o sitios donde se difunden estos tipos de engaño y cuyos textos a su vez son publicados también en páginas de noticias, tal como ocurrió con las producciones de Reverso durante la campaña electoral.
Fuente: Infobae