Nueva York .- El exabridor Don Larsen, el lanzador oficial que alcanzó las alturas de la gloria del béisbol cuando lanzó el único juego perfecto en la historia de la Serie Mundial, en 1956, con los Yanquis de Nueva York, murió la pasada noche, a la edad de 90 años, de acuerdo a la información ofrecida por su representante, Andrew Levy, a través del Twitter.
Levy dijo que el exlanzador murió de cáncer de esófago en cuidados paliativos en Hayden (Idaho) y que fue el hijo de Larsen, Scott, quien confirmó la muerte de su padre.
Larsen se convirtió en el profesional más improbable en lograr lo que tantos miembros del Salón de la Fama no pudieron conseguir en el Clásico de Otoño.
Cuando concluyó su carrera, al margen del partido histórico, la marca que estableció fue perdedora (81-91) y nunca ganó más de 11 partidos en una temporada, además de concluir su andadura en las Grandes Ligas con Baltimore, donde sufrió la derrota humillante de 3-21 después que los Yanquis lo traspasaron en un operación en la que participaron 17 jugadores.
En la Serie Mundial de 1956, ganada en siete juegos por los Yanquis, Larsen fue castigado en la segunda entrada del Juego 2 por los Dodgers de Brooklyn y no pensó que tendría otra oportunidad de lanzar.
Pero cuando llegó al Yankee Stadium, en la mañana del 8 de octubre, encontró una pelota de béisbol en su zapatilla deportiva, la señal del piloto del manager Casey Stengel de que comenzaría el Juego 5.
“Debo admitir que me sorprendió”, escribió Larsen en su autobiografía. “Sabía que tenía que hacerlo mejor que la última vez, mantener el juego cerca y de alguna manera darle a nuestro equipo la oportunidad de ganar. Casey estaba apostando por mí y estaba decidido a no decepcionarle esta vez”.
Los Dodgers y los Yanquis se dividieron los primeros cuatro partidos, y a Stengel le gustó el engaño de la entrega sin problemas de Larsen.
Los instintos del piloto de los Yanquis demostraron ser históricamente correctos.
El desgarbado serpentinero derecho ponchó a siete, solo necesitó 97 lanzamientos para controlar a los Dodgers y se fue a tres bolas con un bateador solo una vez, contra Pee Wee Reese en la primera entrada.
Luego los Yanquis, aunque solo pegaron cinco imparables contra el abridor Sal Maglie de los Dodgers, anotaron con el jonrón del legendario Mickey Mantle y un sencillo impulsador de Hank Bauer para llevarse la victoria por 2-0.
Larsen, que acabó como el ganador del premio de Jugador Más Valioso (MVP) de la Serie Mundial de 1956, tuvo dos situaciones al límite de haberle roto el juego perfecto.
En la segunda entrada, Jackie Robinson pegó una rola por tierra que fue desviada por el tercera base Andy Carey al campocorto Gil McDougald, quien sacó “out” a Robinson.
En el quinto episodio, Mantle corrió a los profundo del jardín izquierdo y central para capturar un batazo de Gil Hodges.
Luego en el noveno, con dos outs, el bateador emergente Dale Mitchell recibió un tercer strike, completando el juego perfecto y enviando al legendario receptor Yogi Berra a correr por detrás del plato para saltar a los brazos de Larsen.
Su celebración sigue siendo una de las imágenes más alegres del deporte del béisbol profesional de las Grandes Ligas.
“El juego perfecto de Don es un momento decisivo para nuestra franquicia, que resume una era de éxitos de los Yanquis y se clasifica entre las mejores actuaciones de un solo juego en la historia de las Grandes Ligas”, tuitearon los Yanquis a través de un comunicado nada más conocer la muerte de Larsen.
“La alegría absoluta reflejada en su abrazo con Yogi Berra después de la salida final del partido siempre tendrá un lugar seguro en la historia de los Yanquis. Fue el pináculo del éxito del béisbol y un recordatorio de las cosas increíbles e inolvidables que pueden tener lugar en un campo de béisbol”, expresó el comunicado.