No es un secreto que es más difícil mantener nuestra salud a medida que envejecemos. Esto también incluye nuestras facilidades al momento de bajar de peso, una cuestión que será revisada a continuación.
Metabolismo y sarcopenia
Según XatakaCiencia, el aumento de dificultad de bajar de peso a medida que envejecemos tiene una relación profunda con la pérdida de músculo. Entre más músculo se pierda, más difícil es adelgazar.
El origen de lo anterior sería la sarcopenia, que es la pérdida natural de músculo. Una disminución de la masa muscular implica un menor consumo de energía, lo que generaría una mejor acumulación de éste que, no obstante, se traduciría en una mayor dificultad para adelgazar.
La sarcopenia es fortalecida por el sedentarismo, un estilo de vida que tiende a fortalecerse a medida que envejecemos por el debilitamiento natural del cuerpo humano.
Cambios hormonales
El envejecimiento genera cambios hormonales negativos para nosotros, que se suma a la reducción de la masa muscular.
La disminución en la producción de estrógenos y testosterona también inciden en una mayor acumulación de la grasa, porque nos movilizamos menos que antes.
Como dijimos anteriormente, entre más viejos nos movemos menos, lo que impulsa periodos de descanso de peor calidad porque no nos encontramos tan agotados para permitir que nuestro cuerpo se restaure del todo.
Una actividad física reducida implica que la mayor parte del tiempo acumulamos grasa que no es quemada. En otras palabras, nuestro cuerpo se enfoca más en subir de peso que en bajarlo.
Podemos reducir esta dificultad de bajar de peso asociada al envejecimiento si trabajamos los músculos continuamente dado que son el principal estimulante del metabolismo. Obviamente, no puede dejarse de lado una alimentación sana y balanceada.
Consulta con un nutricionista para establecer un régimen alimenticio adecuado para esto, y también busca un entrenador personal con quien fijar un plan de entrenamiento muscular.
La Opinión
