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Qué es la enfermedad púrpura de Schönlein-Henoch

Dolor e hinchazón articular, problemas digestivos y renales, y unas características erupciones cutáneas de color purpura. Este grupo de síntomas puede indicar la presencia de un raro trastorno llamado púrpura de Schönlein-Henoch. Aquí te explicamos de qué se trata.

También llamada síndrome de Schönlein-Henoch, Vasculitis por inmunoglobulina A, Vasculitis leucocitoclástica, peliosis reumática o púrpura alérgica, la púrpura de Schönlein-Henoch (PSH) recibe su nombre por las descripciones del pediatra Eduard Heinrich Henoch y el naturalista Johann Lukas Schönlein. Es una forma de vasculitis que produce la inflamación (y en algunos casos sangrado) de los vasos sanguíneos de la piel, articulaciones, intestinos y riñones.

Se caracteriza por la aparición de erupciones de color púrpura que comúnmente aparecen en los codos, zona inferior de las piernas o en los glúteos. Si bien puede afectar a cualquier personas es más frecuente en hombres que mujeres, en niños de 2 a 6 años que adultos, y en pacientes con herencia caucásica o asiática que afroamericana o latina.

El Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales ( NIDDK) estima que en EE. UU. ocurren alrededor 15 casos cada 100 000 niños en edad escolar. Suele ser una afección benigna que tras aproximadamente un mes desaparece sin dejar rastro de problemas duraderos. Sin embargo, su recurrencia es bastante común, alrededor de la mitad de los niños afectados experimentan uno o más episodios.

Según informa KidsHealth, se desconocen cuáles son las causas de la PSH, aunque los médicos reconocen que se produce cuando el sistema inmunitario no funciona como debería. Una proteína llamada inmunoglobulina A (IgA) (un tipo de anticuerpo) se deposita en los vasos sanguíneos y parece estar relacionada con la inflamación.

En muchos casos parece ser desencadenada por una infección de las vías respiratorias superiores (garganta, pulmones o senos nasales), motivo por el que también se plantea la posibilidad de que ciertos microorganismos, como las bacterias pertenecientes al género Streptococcus, puedan estar implicados.

Entre sus principales síntomas se encuentran: manchas púrpuras o moradas en la piel, hinchazón y dolor abdominal, articular, de escroto o de cabeza, micción anormal, diarrea (a veces acompañada por sangre), urticaria, y náuseas o vómitos.

Cómo tratarla

Ante la presencia de estos síntomas deberás consultar a un profesional de la salud, que realizará un examen físico para conocer el estado de la piel y las articulaciones. La Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., señala que también se puede solicitar un examen de orina, conteo sanguíneo, pruebas de coagulación, biopsia de la piel o de los pulmones (este último en adultos), análisis de sangre, y exámenes de imágenes del abdomen (si el paciente presenta malestar).

Cómo señalamos, el trastorno suele desaparecer por sí mismo, por lo que no posee un tratamiento específico. Si los síntomas no mejoran, se pueden recetar corticosteroides, como la prednisona (que ayudan a suprimir la inflamación o a controlar los ataques que el sistema inmunológico realiza por error a sus propios tejidos) o antiinflamatorios no esteroideos (AINE) para aliviar el dolor articular.

Una vez que esta condición desaparezca, los pacientes deberán tener un seguimiento médico de hasta seis meses, para descartar posibles complicaciones. Entre las más comunes se encuentran:

  • Daño renal (más común en adultos que niños).
  • Obstrucción intestinal, específicamente intususcepción, una afección en la que una parte del intestino se desliza dentro de otra. Es poco común que ocurra.
  • Sangrado interno.

Aunque los especialistas recomiendan incorporar una dieta saludable durante los períodos de recuperación, no existe evidencia científica que demuestre que la alimentación o la nutrición desempeñen un papel en la aparición o prevención de este trastorno.

Fuente: La Opinión

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