El bloque conservador se ha hecho con el control del Parlamento iraní, incluidos los treinta escaños de Teherán, en unos comicios en los que la participación fue del 42%, la más baja de la historia de la República Islámica.
La indudable ganadora de las elecciones del pasado viernes fue la Coalición de la Unidad, en la que se fusionaron las dos listas principales de los conservadores y que está encabezada por el exalcalde de Teherán y antiguo comandante de la Guardia Revolucionaria Mohamad Baqer Qalibaf, según los resultados difundidos este domingo.
Uno de los portavoces de esta coalición, Meisam Zarandí, informó a Efe de que los conservadores o principalistas lograron en los comicios al menos 256 escaños, de los 290 que componen la cámara.
“Llevamos trabajando en ello desde hace un año y esperábamos este resultado”, comentó Zarandí, mientras que la Comisión Electoral todavía no ha desglosado los resultados de todas las circunscripciones, aunque sí confirmó la aplastante victoria conservadora y los datos de Teherán.
De esta forma cambia de manos el Parlamento, dominado en la última legislatura por los reformistas y moderados, que se han visto perjudicados por la descalificación de sus principales candidatos, lo que impidió una competición real, y por la abstención de parte de su potencial electorado.
La crisis económica marcada por las sanciones estadounidenses, la represión de las recientes protestas populares y el derribo por error de un avión de pasajeros el pasado mes han sido los principales motivos que han llevado a muchos iraníes a no acudir a las urnas.
Durante la jornada electoral, todos los votantes consultados por Efe en Teherán dijeron que iban a apoyar a los conservadores y destacaron entre sus principales demandas una mejora de la situación económica y una posición más dura frente a Estados Unidos.
VUELCO TOTAL EN TEHERÁN
La conservadora Coalición de la Unidad consiguió los treinta escaños del Parlamento correspondientes a la circunscripción de Teherán, cinco de los cuales serán ocupados por mujeres, según los datos de la Comisión Electoral.
El cabeza de la lista, Qalibaf, obtuvo 1.265.287 votos, seguido del segundo del grupo, el exministro de Cultura Mostafa Mirsalim, con 892.318, y del antiguo diputado Morteza Aqa Tehraní, con 868.025.
Este triunfo supone un vuelco total a la representación existente en el Parlamento salido de las legislativas de 2016, cuando fueron los reformistas y moderados los que se hicieron con los treinta escaños de la capital.
Qalibaf, quien dirigió la Alcaldía de Teherán entre 2005 y 2017 y que fue jefe de la Policía de 2000 a 2005, se perfila como el próximo presidente del Parlamento.
UNA PARTICIPACIÓN BAJA
El ministro iraní del Interior, Abdolreza Rahmaní Fazlí, informó de que la participación fue del 42,57 % y acudieron a las urnas 24.512.404 millones de personas, de los casi 58 millones con derecho a voto.
El 52 % de los votantes fueron hombres y el 48 %, mujeres, según estos datos, que arrojan una participación muy inferior a la de las legislativas de 2016, cuando se situó en el 62 %, o a la de las presidenciales de 2017, del 73 %.
La participación nunca había bajado en Irán del 50 % desde el triunfo de la Revolución Islámica en 1979, lo que supone un varapalo para el sistema teocrático del país, que siempre alardea de estos índices como muestra de su popularidad.
Una popularidad de capa caída debido a las citadas crisis.
“Ya no tengo esperanza en que haya cambios positivos y no quiero con mi voto legitimar al régimen”, comentó a Efe antes de los comicios Romaneh, una profesora de música que el pasado viernes se abstuvo, pero que con anterioridad había apoyado a los reformistas.
También en alusión a los recientes acontecimientos, el ministro del Interior señaló que, “dada la situación actual en el país, el número de votos y la participación son bastante aceptables”.
EL LÍDER DENUNCIA UNA CAMPAÑA EXTRANJERA DE DESALIENTO
En un discurso este domingo, el líder supremo, Alí Jameneí, denunció una campaña mediática extranjera para “desalentar” a los votantes a la hora de acudir a las urnas.
“Se oponen a las elecciones porque no quieren que el fenómeno de la participación popular en las urnas en nombre de la religión y al servicio a la revolución se institucionalice como una realidad”, subrayó el ayatolá.
Esta “campaña negativa” comenzó meses antes de las elecciones y se intensificó, según Jameneí, en los últimos días recurriendo a los temores por la propagación del coronavirus.
El brote en Irán ha causado hasta ahora ocho muertos de los 43 contagiados confirmados, lo que ha llevado al cierre de escuelas y universidades en diez provincias y a varios países vecinos a bloquear fronteras y suspender vuelos.
Fuente: EFE