El reconocido actor franco-sueco Max Von Sydow, residente en Francia, murió el domingo a los 90 años. La triste noticia fue confirmada por su esposa a través de un comunicado divulgado por el agente del intérprete al semanario Paris Match.
“Con el corazón roto y con una tristeza infinita, anunciamos con extremo dolor el fallecimiento de Max Von Sydow”, ha escrito la productora Catherine Von Sydow. La hija del actor también ha pedido discreción a la prensa durante el periodo de luto.
La leyenda del cine europeo y uno de los actores fetiche del director Ingmar Bergman ganó popularidad mundial tras protagonizar películas como El Exorcista, Hanna y sus hermanas, El Séptimo sello, Fresas Salvajes, Los tres días del cóndor y, en los últimos años, con sus apariciones en la saga de Star Wars o Game of Thrones.
También interpretó al supervillano de James Bond, Ernst Blofeld, en Never Say Never Never Again de 1983. Incluso fue Satanás en la adaptación de Stephen King de 1993, Needful Things y acumuló más papeles de malo en Three Days of the Condor y Flash Gordon.
Fueron precisamente las películas de su compatriota Ingmar Bergman las que le dieron una proyección internacional a este hombre que había nacido en la ciudad sueca de Lund en 1929 y que había comenzado su camino por la intepretación en el teatro. La carrera de 65 años del actor abarcó desde el teatro hasta películas de taquilla y series populares.
Fuera de su Suecia natal, algunas de sus grandes interpretaciones fueron en El exorcista de William Friedkin; La muerte en directo de Bertrand Tavernier; Pelle el conquistador de Billie August; Sentencia previa de Steven Spielberg o La isla siniestra de Martin Scorsese.
Von Sydow estudió arte dramático en la Academia Real de Estocolmo, se bregó en los teatros de su país y debutó en cine en 1949 con Bara en mor, de Alf Sjöberg. Fue Ingmar Bergman quien descubrió definitivamente para el celuloide su fuerza expresiva y su capacidad para interpretar a todo tipo de personajes.
Trabajaron juntos en películas como El séptimo sello, Fresas salvajes, La vergüenza o La hora del lobo. “A Bergman le debo muchísima gratitud”, confesó en una entrevista en 2006, tras recibir el Premio Donostia del Festival Internacional de Cine de San Sebastián en reconocimiento a su carrera.