No existen recetas mágicas, ni universales, para derrotar la angustia colectiva. Es la primera acotación de los expertos al diagnosticar el estrés que, probablemente, se genere en millones de ciudadanos por las cuarentenas decretadas en países como Venezuela, Colombia, Argentina y Perú.
Académicos de la psicología, empero, sí tienen a mano un bagaje de consejos útiles para mantener a tono la salud mental en el hogar durante la pandemia por el COVID-19, dondequiera que se viva.
Diego Shortt, psicólogo y profesor de la Universidad Rafael Urdaneta, comenta que cada individuo y grupo familiar deben encontrar su propio modo de prevenir el estrés crónico en períodos largos de reclusión doméstica.
Lo primero, aconseja, es que cada ciudadano identifique cómo ha enfrentado y superado diferentes situaciones complejas en la vida, como la muerte de un familiar o una ruptura amorosa.
“Pudiera reforzar nuestra percepción de fortalezas y recursos para manejar la crisis en las circunstancias actuales”, comenta Shortt.
Observa que no es sano luchar desesperadamente contra la ansiedad. Cada individuo debe aceptar que una pizca de zozobra estará presente en el hogar en el contexto de una pandemia, dice.
Cree que la gente apelará a sus pasiones domésticas, como la lectura, el disfrute de películas o series de televisión, la meditación o la pintura, pero invita a hallar también nuevos intereses.
“El sujeto debe intentar encontrar aquellas cosas que lo sostienen en la vida”, añade.
El apoyo grupal es vital. Poder compartir las angustias con la pareja o la familia es saludable, indica Shortt, quien, sin embargo, acota que cada uno de los protagonistas no puede esperar que sus disfrutes dependan siempre de los demás.
“Hay que estar tranquilo con uno mismo”, receta.
Shortt remarca que la cuarentena no debe idealizarse como un período donde habrá reencuentros o nacerá de nuevo el amor entre parejas con problemas severos previos al Covid-19.
“Es un tiempo estresante. Probablemente, las parejas que estén deterioradas pudieran seguir en ese nivel, pero, por lo menos, deben hacer algún esfuerzo porque la situación sea más tolerable”, señala.
Rutinas y ejercicios
Abel Saraiba, psicólogo y psicoanalista, advierte que decretos sanitarios como la cuarentena colectiva pueden causar en los ciudadanos de cualquier país ansiedades, rabias y angustias ante lo incierto.
Recomienda, primero, identificar cuáles pueden ser las medidas complementarias en cada hogar para mitigar los efectos de un contexto que, seguramente, tendrá un impacto emocional.
Invita a proteger la salud mental de todos los miembros de la familia. Percibe que el riesgo de vulnerabilidad en ese aspecto aumenta paulatinamente con cada día transcurrido.
“La salud mental es esencial para poder preservarse en un contexto de cuarentena. Es importante saber cómo me estoy sintiendo e ir estructurando el día para tener sensación de control”, declara.
Recomienda incorporar actividades físicas rutinariamente dentro de casa, que, si se cuenta con servicio óptimo de Internet, están siempre a mano en plataformas de libre acceso, como YouTube.
Sarabia cree vital la comunicación frecuente con amigos y familiares por llamadas o mensajerías telefónicas durante el aislamiento casero.
Opina que es imperativo que todos los ciudadanos recuerden que medidas como la cuarentena, e incluso la misma pandemia, son situaciones “transitorias”.
Valores como escudo
Meurys Rivero, psicólogo clínico, opina que cada ciudadano debe trabajar en cómo ejercer y despertar valores como la corresponsabilidad, la solidaridad y el amor en esta experiencia global.
Sugiere educarse sobre el virus en cuotas informativas que permitan prevenir sin acunar temores.
“El pánico crea parálisis, te vuelve vulnerable y execra la capacidad de análisis que requiero para superar las vicisitudes. Es lo que menos necesitamos en un estado de emergencia”, declara.
Desaconseja la exposición frecuente a escritos, películas o series de televisión cuyas tramas se basen en contagios de enfermedades, profecías catastróficas, castigos divinos o devastaciones.
“Hagamos un listado de cosas que necesito para que mi hogar opere bien. Tenemos que reestructurar la dinámica familiar”, asesora.
Rivero sugiere realizar ejercicios de respiración profunda para mantener oxigenado el cerebro.
Las prácticas religiosas, como la oración, también son recomendables. “Me hacen sentir que estoy amparado por una fuerza que va más allá”, explica.
Cocinar y comer juntos, hacer lecturas grupales o ver una película en familia son, a su entender, gestos de amor dentro del hogar.
Armar un horario para cada actividad de todos los integrantes de la familia puede ser beneficioso. La continuidad del aprendizaje de los infantes y niños debe garantizarse.
“Cada uno debe sentirse útil en el hogar”, opina.
Ser útil, dice, puede significar la realización de tareas menores, como ponerse al servicio de vecinos de edad avanzada o, simplemente, conversar a diario por teléfono con un amigo o familiar.
Así, dice, se exorciza la sensación de soledad en tiempos de pandemia.
Fuente: VOA