El equipo descubrió que ratones alimentados con una dieta alta en sal sufrían mucho más de infecciones y que personas voluntarias que consumieron al día seis gramos adicionales de este producto mostraban también deficiencias inmunológicas frente a las bacterias.
Seis gramos corresponde al contenido en sal de dos comidas rápidas, por ejemplo dos hamburguesas con patatas fritas, precisa un comunicado de la universidad, mientras la cantidad máxima que una persona adulta debería consumir al día es de cinco gramos, según recomienda la Organización Mundial de la Salud.
La sal o cloruro de sodio aumenta la presión sanguinea y el riesgo de infarto o de accidente cerebrovascular y ahora el equipo ha demostrado que, en exceso, “debilita significativamente una parte importante del sistema inmunológico”, explica Christian Kurts de la Universidad de Bonn.
Este resultado es “inesperado”, pues algunos estudios apuntaban en dirección contraria, ya que las infecciones con ciertos parásitos de la piel en animales de laboratorio se curaban mucho más rápido si consumían una dieta alta en sal.
Sin embargo, el nuevo estudio muestra que “esta generalización no es precisa”, según la autora principal del experimento Katarzyna Jobin. El cuerpo mantiene en gran medida constante la concentración de sal en la sangre y en los diversos órganos, pues de otra manera importantes procesos biológicos se verían afectados.
La sal es filtrada por los riñones, que disponen de un sensor que se activa cuando es necesario, pero que además provoca la acumulación en el cuerpo de glucocorticoides.
Estos inhiben la función de un tipo de glóbulo blanco, los granulocitos, que son unos macrófagos que atacan principalmente a las bacterias, pero si no lo hacen correctamente las infecciones son mucho más graves, explica el comunicado.
En pruebas con ratones que seguían una dieta alta el sal, el equipo constató que tenían en el bazo y en el hígado, de cien a mil veces más patógenos que causan enfermedades y que las infecciones del tracto urinario se curaban mucho más despacio.
La sal “también parece tener un efecto negativo en el sistema inmunitario humano”, según las pruebas con voluntarios que, tras dos semanas ingiriendo seis gramos adicionales de este producto, fueron sometidos a análisis para controlar sus granulocitos.
El resultado fue que las células inmunológicas “se enfrentaron mucho peor a las bacterias” y también provocó un aumento de los niveles de glucocorticoides.