Madrid, 21 abr (EFE).- Andrés Iniesta, actualmente en el Vissel Kobe japonés, ha rememorado a través de sus redes sociales su último gol y su última final con el Barcelona, que se remonta a la final de la Copa del Rey disputada hoy justo hace dos años ante el Sevilla en el Wanda Metropolitano, en el que el cuadro catalán se impuso por 5-0.
El centrocampista de Fuentealbilla fue el gran protagonista de la final. Ya se sabía su marcha. Portó el brazalete de capitán en su brazo izquierdo. Ese gol era el cuarto de su equipo. Hizo una pared con el argentino Leo Messi, ejecutó un sencillo aunque brillante movimiento para deshacerse de David Soria, ahora en el Getafe, y marcar con poco ángulo pero ya sin oposición.
La afición barcelonista y todo el club festejaron a lo grande ese momento porque era el resumen de una carrera, de una trayectoria desde que llegó a La Masía. Iniesta puso en el Wanda Metropolitano la guinda a lo grande. En el estadio atlético logró el trigésimo primero de sus 32 títulos como azulgrana porque luego, tras jugar otros cinco partidos del torneo doméstico, se pudo marchar con 31 títulos tras ganar también LaLiga Santander.
Pero aquella noche en el estadio del Atlético de Madrid fue indudablemente más que especial y significativa para uno de los futbolistas más especiales y brillantes en la historia del fútbol español, que con la selección ganó también las Eurocopas de 2008 y 2012 y el Mundial de Sudáfrica 2010 con su tanto al final de la prórroga ante Holanda, y que ahora expone su magisterio en Japón, donde también ha logrado ampliar su cosecha de títulos.