Por BBC Mundo
Mientras el coronavirus que causa el covid-19 continúa propagándose, decenas de equipos de científicos alrededor del mundo trabajan aceleradamente para encontrar una vacuna que pueda poner fin a esta pandemia.
La velocidad con que se están llevando a cabo las investigaciones, afirman los expertos, es extraordinaria, considerando que el desarrollo de una vacuna puede tomar años, o incluso décadas.
Por ejemplo, la vacuna de ébola que se aprobó recientemente, tardó más de 16 años desde su creación hasta su aprobación. Y es que normalmente una vacuna debe seguir varias etapas, primero en el laboratorio y después en pruebas con animales. Si se demuestra que es segura y puede generar una respuesta inmune, entonces comienzan los ensayos con humanos.
Estos ensayos a su vez se dividen en tres fases, primero con un número pequeño de participantes sanos y después con números más grandes de personas y grupos de control para medir qué tan segura es y cuáles son las dosis más efectivas.
Ahora, sin embargo, después de sólo tres meses, entre los más de 90 equipos científicos que están trabajando en una vacuna contra covid-19, ya hay seis candidatos que llegaron a una meta importante en esta carrera: los ensayos en humanos.
Las 6 candidatas
Moderna, la empresa de biotecnología basada en Massachusetts, es una de las farmacéuticas que para poder acelerar el desarrollo de la vacuna contra covid-19 están probando nuevas estrategias de investigación.
El objetivo de una vacuna es “entrenar” el sistema inmune de una persona para generar una respuesta para combatir al virus y evitar la enfermedad. Los enfoques convencionales que se utilizan para ello por lo general se centran en el uso de virus vivos atenuados, virus inactivados o fragmentados.
Pero la mRNA-1273 de Moderna, cuyos ensayos están financiados por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, no está producida con el virus que causa el covid-19. Está basada en un ARN mensajero o ácido ribonucleico mensajero.
Requiere inyectar un pequeño segmento del código genético del virus, que los científicos lograron crear en el laboratorio, y se espera que éste provoque una respuesta del sistema inmune para combatir la infección. La vacuna de Inovio, una empresa de biotecnología basada en Pensilvania, también se basa en una nueva estrategia de investigación.
Está centrada en la inyección directa de ADN a través de un plásmido (una pequeña estructura genética) para que las células del paciente produzcan los anticuerpos para combatir la infección.
Tanto Inovio como Moderna están utilizando nuevas tecnologías que involucran modificar o manipular material genético.
Desafío
Pero ninguna de estas tecnologías ha producido hasta ahora un fármaco o terapia ni ha sido aprobada para uso humano, como le explicó a BBC Mundo el doctor Felipe Tapia, del Grupo de Ingeniería de Bioprocesos del Instituto Max Planck de Magdeburgo, Alemania.
“Podría decirse que hay una expectativa muy grande en el desarrollo de estas vacunas, pero hay que ser un poco cuidadosos porque son vacunas que no tienen el historial de otros tipos de vacunas, como las inactivadas”, dice el experto.
“Incluso los mismos científicos de Moderna dicen que el gran desafío que tienen es llevar a producción y comercialización la vacuna porque no tienen licencia en estos momentos para vacunas de tipo de mRNA”, agrega.
En China
China por su parte, tiene tres vacunas en ensayos en humanos, las cuales siguen métodos más tradicionales de producción.
El mismo día que Moderna empezó sus pruebas en humanos, el 16 de marzo, la empresa de biotecnología china CanSino Biologics, en colaboración con el Instituto de Biotecnología y la Academia de Ciencias Médicas Militares de China, inició el suyo. Su vacuna AD5-nCoV utiliza como vector una versión no replicante de un adenovirus, el virus que causa el resfriado común.
Este vector transporta el gen de la proteína S (spike) de la superficie del coronavirus, con la cual se intenta provocar la respuesta inmune para combatir la infección.
También en China se está probando en humanos la vacuna LV-SMENP-DC del Instituto Médico Genoinmune de Shenzhen, que está centrada en el uso de células dendríticas modificadas con vectores lentivirales.
Y la tercera candidata del país asiático es una vacuna de virus inactivado del Instituto de Productos Biológicos de Wuhan, subordinado al Grupo Farmacéutico Nacional de China, Sinopharm.
Este tipo de vacuna inactivada requiere producir partículas de virus en reactores y después purificar esos virus para que pierdan su capacidad de enfermar.
“Esta es la tecnología más común y la plataforma de producción más experimentada en producción de vacunas”, explica Felipe Tapia del Instituto Max Planck. “Es una tecnología que tiene productos que ya están licenciados y comercializados”.
“Por lo tanto la mayoría de las estimaciones que se dan de que una vacuna (para covid-19) va a estar lista en entre 12 y 16 meses están basadas en este tipo de vacunas inactivadas principalmente”, le dice a BBC Mundo.
La sexta
Vacuna ChAdOx1 – Instituto Jenner de la Universidad de Oxford (Reino Unido)
El primer ensayo clínico en Europa comenzó el 23 de abril para probar la vacuna desarrollada por el equipo del Instituto Jenner de la Universidad de Oxford, Inglaterra.
Es una vacuna recombinante similar a la de la empresa china CanSino.
Pero el equipo de Oxford está utilizando como vector una versión atenuada de un adenovirus del chimpancé que ha sido modificado para que no se reproduzca en humanos.
“Lo que están haciendo ellos es producir en un reactor un virus que no es dañino pero en su superficie expresa la proteína del coronavirus y así genera una respuesta inmune”, explica el experto del Instituto Max Planck.
Los científicos ya tienen experiencia en el uso de esta tecnología. Con ella desarrollaron una vacuna contra el coronavirus del MERS, cuyos ensayos clínicos, se dijo, mostraron resultados positivos.
El desafío de la producción masiva
A pesar del avance acelerado que se está logrando en la vacuna contra covid-19, los expertos afirman que no existen garantías de que alguna de estas inoculaciones funcionará.
Tal como explica Felipe Tapia no se sabe, por ejemplo, cuáles van a ser las reacciones inesperadas a las vacunas o si éstas van a funcionar con distintos tipos de poblaciones o entre distintos rangos de edad.
“Eso sólo se va a poder responder con el tiempo”, asegura el experto. Pero obtener una vacuna efectiva y lograr su aprobación será solo el primer paso. Después se presentará el desafío enorme de producir miles de millones de dosis de la inoculación para distribuirlas a las poblaciones que las necesitan.
“Creo que habrá ciertas limitantes en la capacidad de llegar a la cantidad que se supone deberá producirse, que son cientos de millones de dosis”, le explica a BBC Mundo Felipe Tapia.
“Si queremos vacunar al planeta completo son millones de dosis que ciertamente será muy difícil llegar a producir”.
Obstáculo paradójico
Y paradójicamente, si las sociedades tienen éxito al contener la propagación del coronavirus, esto podría presentar otro obstáculo para la obtención de una vacuna: no quedarán poblaciones para poder probar la inoculación.
Porque la única forma de probar que una vacuna funciona es inoculando a las personas en lugares donde el virus sigue propagándose de forma natural.
“Esto dependerá mucho de qué tan rápido el virus inmunice a la población mundial”, dice el experto del Instituto Max Planck.
“En países donde hay una cuarentena más estricta probablemente la vacuna llegue primero que la inmunidad en la población”.
“Pero donde hay mayor actividad económica, como Alemania, el virus podría generar inmunidad más rápido y en ese caso la inmunidad llegará antes que la vacuna”, concluye.