Investigadores de Países Bajos han constatado que el coronavirus puede infectar las células intestinales y multiplicarse en ese entorno, un hallazgo publicado en la revista Science que podría dar explicación a los síntomas gastrointestinales detectados en un tercio de los infectados con el SARS-CoV-2.
Hasta ahora, esos trastornos se explicaban por una similitud en las células epiteliales de los sistemas intestinal y respiratorio: la presencia de la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2), un receptor por el que el patógeno ingresa en su interior.
El intestino humano es rico en ACE2, pero se desconocía si las células intestinales podrían infectarse y permitir la propagación de este microorganismo.
Mediante un nuevo modelo de cultivo celular, expertos del Instituto Hubrecht (Utrecht), el Centro Médico de la Universidad Erasmus (Róterdam) y la Universidad de Maastricht propagaron el virus ‘in vitro’ y lo introdujeron en organoides intestinales humanos.
Estas pequeñas versiones del intestino logradas en laboratorio contienen enterocitos, células que se encuentran en el revestimiento intestinal humano, y supusieron “un modelo convincente” para investigar la infección por coronavirus, asegura Hans Clevers, coautor del estudio.
El proceso de infección en los organoides ocurrió rápidamente: el SARS-CoV-2 ingresó a un primer subconjunto de células con facilidad y el número de unidades afectadas aumentó con el tiempo, una evolución observada con microscopía electrónica avanzada que permitió obtener imágenes detalladas de los diferentes componentes celulares e identificar segmentos de “partículas virales infecciosas”.
Este experimento también permitió analizar la respuesta de las células intestinales al patógeno. Para ello, los expertos emplearon un método de secuenciación de ARN, que reveló una “fuerte” activación de los genes estimulados por interferones (ISG, por sus siglas en inglés), conocidos por combatir infecciones virales
“Por lo tanto, el epitelio intestinal es compatible con la replicación del SARS-CoV-2”, resaltan los autores de la investigación.
Los resultados proporcionan una respuesta razonable a las náuseas y diarreas que experimentan ciertos pacientes con COVID-19.
Asimismo, explica el porqué de la detección del SARS-CoV-2 en las heces humanas, incluso después de la desaparición de los síntomas de la enfermedad asociados al sistema respiratorio.
Esta circunstancia abre la posibilidad de que el virus también se pueda transmitir por vía fecal-oral.
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