Las trabajadoras sexuales desafían un eventual contagio del coronavirus y las disposiciones de distanciamiento establecido por las autoridades y ofrecen sus servicios en plena vía pública en Santo Domingo.
Provistas solo con mascarillas de poca calidad, algunas con guantes, se colocan desde la mañana y hasta de la tarde en los márgenes de las avenidas 30 de Mayo, en el Distrito Nacional y la España, en Santo Domingo Este.
Pese al temor del contagio, los clientes se acercan en busca de servicios sexuales, que obligatoriamente requiere de contacto físico.
Algunas de estas trabajadoras revelan a N Digital que los días han estado difíciles, fruto de la poca circulación de personas por la enfermedad.
Los pocos clientes y un posible contagio del COVID 19, no son los únicos desafíos que enfrentas, pues además, deben hacer frente a maltratos de agentes de la Policía Nacional.
“La Policía nos encontró aquí y nos dieron golpe porque no nos quieren en la calle. Pero, no nos ayudan ni con comida ni con nada y tenemos hijos que mantener”, dijo Diana, nombre ficticio que utiliza para guardar segura su identidad.
Estas trabajadoras sexuales que ofrecen sus servicios en la avenida 30 de Mayo, expresan que no tienen más opciones que buscársela en las calles, pues no reciben ninguno de los beneficios que otorga el Gobierno ante la pandemia.
María es otra trabajadora sexual que lamenta los maltratos policiales. Entre lágrimas y temerosa dijo: “El coronel que está de puesto ahí, en el Mirador, nada más viene a darle golpes a uno y mandan una patrulla. En todos los programas mencionan a todo el mundo, menos a las mujeres de la calle, nosotros somos la que los hombres usan y nada más”.
Subrayó que tiene 15 días sin ver a sus hijos y que les envía el dinero por temor a que ella se pueda enfermar y transmitirle el coronavirus.
“Nadie se acuerda de nosotras. Somos la basura; la escoria humana. Yo tengo hijos y nietos. Yo no quiero que mis hijas se prostituyan, yo no quiero que sean una basura como yo”, cuenta.
Explicó que la cosa está muy difícil y que en ocasiones solo cuentan con la benevolencia de clientes agradecidos que les llevan algún dinerito y alimentos.
Las trabajadoras sexuales, según algunos organismos, rondan las 250 mil en el país.
Por: Edgar Raffa