Por: Edgar Raffa
Después de la 5:00 de la tarde la ciudad de Santo Domingo se transforma, sus principales avenidas lucen desiertas, los negocios están cerrados y el congestionamiento vehicular parecería solo un recuerdo, debido al toque de queda instaurado por las autoridades para evitar que se sigan prologando los casos de COVID-19 en el Distrito Nacional, la zona más afectada, y el resto del país.
Sin embargo, horas antes de que comience el toque de queda, se observa como todo se desarrolla con casi una absoluta normalidad.
La ciudad que se caracteriza por su gran actividad, en el comercio y el tránsito, hoy tiene dos caras.
Los bancos y los supermercados están abarrotados. Las largas filas los adornan y el reiterado llamado al distanciamiento social que hace el ministro de Salud Pública, Rafael Sánchez Cárdenas, parece quedar en sugerencias.
Igualmente el tránsito comienza a normalizarse.
Los comerciantes de la avenida Duarte, esquina París siguen asistiendo y ofreciendo sus mercancías y servicios ante la mirada de todos, pero solo hasta las dos de tarde, sino son sacados de la zona por la fuerza.
Van a buscar el pan de cada día sin importar lo contagioso de la enfermedad y el peligro al que se exponen, pues no tiene otra forma para lograr conseguir el dinero para alimentar a sus familias o pagar el lugar donde residen.
La avenida 27 de febrero a las 11:30 de la mañana empieza tener un flujo vehicular mayor que en los primeros días de la cuarentena.
Los taxistas y mensajeros se pasean por las vías, dando la impresión de que no estamos en confinamiento.
No obstante, con tal las horas avanzan, Santo Domingo comienza a cambiar su revitalizada imagen.
Ya a las 4:00 de la tarde solo se ven los policías patrullar, los miembros de la prensa y uno que otro ciudadano que violó las reglas en un desolado Santo Domingo. La imagen parece sacada una de una película apocalíptica.
La ciudad, que en las primeras horas del día era estridente, se mantiene callada y sumergida en ese letargo hasta el otro día a las 6:00 de la mañana.