Águeda Solano
El reloj marcaba las 9 y 30 de la mañana cuando Julián Herrera se dispuso a desinfectar sus manos con alcohol y colocar una mascarilla en su rostro, para posteriormente dirigirse a su cita médica, donde acude cada semana para curar su pie diabético.
La crisis sanitaria que enfrenta el país ante la propagación del COVID-19 no ha alterado la tranquilidad de Herrera, quien padece diabetes desde hace siete años. Explicó a N Digital que no tiene tanto temor de ser infectado por el virus, argumentando que toma las medidas que han establecido las autoridades para salvaguardar su salud, y, que, además, al llegar al centro médico se siente seguro.
“Si yo no me cuido, aunque los médicos me cuiden no estoy en nada. Vengo a curarme el pie, que me cortaron el dedo grande, y el trato que me han dado a aquí es bien de verdad, los doctores son cordiales”, dijo mientras esperaba su turno para ser atendido en el Instituto Nacional de Diabetes, Endocrinología y Nutrición (INDEN).
A 10:00AM, cuando el señor de 63 años llegaba al centro, otras 100 personas con su misma condición de salud ya habían sido atendidas, y al menos 250 pacientes dializados. Según datos del instituto.
Otro es el caso de Helena de la Rosa (nombre ficticio), quien, pese a que ha tomado medidas de higienes y cuidado evitando contagiarse del coronavirus, no se siente tan segura cuando tiene que salir a las calles “porque las noticias me preocupan”.
“Estoy confiada en Dios y me cuido mucho, pero sé que si me da coronavirus sería muy difícil por esta situación de la diabetes. Tengo la esperanza de que no me dé”, lamentó la señora que también acude al sanatorio semanalmente para curar su pie diabético.
Según el último boletín emitido por Salud Pública, el 22.93% de personas que han fallecido por COVID-19 en el país padecía diabetes.
De acuerdo con varios estudios, de ser contagiados con COVID-19, quienes sufren de diabetes tienen mayor probabilidad de que la infección tenga un pronóstico menos positivo que quienes no tienen patologías previas, por lo que estos deben extremar las medidas.
En ese sentido, el director del Instituto Nacional de Diabetes, Endocrinología y Nutrición (INDEN), Ammar Ibrahim, explicó que, en ese centro, donde se atienden alrededor del 90% de los pacientes con diabetes en el país, de llegar casos sospechosos de COVID-19 son referidos a diferentes hospitales, “porque hay que entender una cosa, las personas con diabetes tienen la defensa baja, que son la mayoría de nuestros ingresos, entonces si colocamos en la misma zona a una persona con COVID positivo es una bomba de tiempo”.
Adaptándose al COVID-19
Durante un recorrido realizado por N Digital se pudo observar cómo los hombres y mujeres que van tras atención medica al INDEN se han ido adaptando a la realidad que obliga la enfermedad que ha infectado a más de 4 millones de personas en el mundo.
Al llegar al instituto, las personas se colocan en la fila correspondiente guardando una distancia prudente entre los demás.
“El 95% de las personas están consciente de las medidas, pero hay quienes tienen estrés y se alteran muy rápido”, manifestó el director del instituto, agregando que la situación que enfrenta el mundo no tiene una fecha para terminar, “va a tomar mucho tiempo, tenemos que acostumbrarnos a las medidas”.
Ibrahim explicó que el número de individuos que normalmente acudía a consultas ha disminuido en un 70%, lo que hace más efectivas las medidas de higienes que se han implementado.
“Decidimos abrir la consulta con toda la precaución necesaria, porque el 95% de nuestros pacientes son de diabetes y esta es una enfermedad que casi siempre es una condición continua”, dijo el especialista, a la vez de informar que los consultorios han sido preparados de manera que el paciente no tenga contacto directo con médico.