Ginebra,(EFE).-El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) reprendieron hoy a los gobiernos por no frenar la publicidad de leche materna de sustitución y recordaron que es preferible la lactancia materna, incluso si la madre tiene coronavirus.
La pandemia actual subraya la necesidad de legislar para prohibir la difusión de información falsa sobre la seguridad de las fórmulas de leche de sustitución e impedir su publicidad agresiva, aseguran estos organismos en el informe “Publicidad de substitutos de leche materna: la implementación nacional del código internacional”.
“El miedo a la transmisión del COVID-19 está eclipsando la importancia de la lactancia y en demasiados países se está separando a las madres y los bebés al nacer, lo que hace que el contacto piel con piel y la lactancia sean difíciles si no imposibles. Todo ello sin evidencias”, denuncia Patti Rundall, de la Red de Acción Internacional de Comida Infantil.
Añade que “mientras tanto, la industria de la comida para bebés está explotando los miedos de infección, promoviendo y distribuyendo leches sustitutivas gratuitamente y dando consejos engañosos”, algo prohibido por el código de conducta internacional sobre estos productos.
OMS y Unicef recuerdan que la leche materna “salva vidas de niños al proveerles de anticuerpos que les protegen contra muchas enfermedades infantiles” e instan a las madres a continuar con esta práctica incluso si sospechan o saben que sufren la enfermedad.
“La evidencia actual indica que es improbable que el COVID-19 pueda ser transmitida a través de la lactancia o por dar leche materna” de una infectada, afirman en un comunicado, que añade que “los numerosos beneficios” de la lactancia natural “pesan más que los riesgos potenciales de la enfermedad asociados con el virus” y concluyen: “No es más seguro dar leche de fórmula”
El informe analiza 194 países y confirma que solo 136 tienen en vigor medidas legales sobre el código de conducta publicitario de los sustitutos de leche materna.
Aunque la situación ha mejorado en los últimos dos años, tan solo 79 países prohíben publicitar estos productos en centros sanitarios y 51 impiden distribuirlos gratuitamente o a muy bajo precio en estos centros, unas prácticas de mercadotecnia consideradas agresivas.
Las dos agencias de la ONU instan a prohibir la financiación de encuentros científicos y de asociaciones profesionales con empresas fabricantes de estas leches, e inciden en la importancia de impedir que se publiciten a través de los profesionales de la salud, en los que los padres confían al decidir la alimentación de sus bebés.
“Los sistemas de salud tienen que actuar para aumentar la confianza de los padres en la lactancia natural, sin influencia de la industria, para que los niños no se pierdan sus beneficios que salvan vidas”, señala Francesco Branca, director de la OMS para Nutrición y Seguridad Alimentaria.
OMS y Unicef recomiendan que los bebés se alimenten exclusivamente de leche materna hasta los seis meses y alternen ésta con otros alimentos hasta los dos años.
Recuerdan que los bebés que siguen estas recomendaciones tienen 14 veces menos posibilidades de morir que el resto, y sin embargo tan solo el 41% de los bebés de hasta seis meses en el planeta se alimentan exclusivamente de leche materna.
La pandemia ha rebajado los programas para fomentar la lactancia, por el distanciamiento social y el traslado de profesionales al tratamiento de la COVID-19, lo que “ha abierto un espacio para que los productos sustitutivos” aprovechen la crisis para crecer, alertan.
Las dos agencias instan a los distintos gobiernos a garantizar que las madres reciban el apoyo necesario para afianzar la lactancia natural, una ayuda clave en los primeros momentos de vida del bebé.