Pese a las primeras imágenes de los canales de Venecia con aguas limpias y otros paisajes con mejorías por las cuarentenas, la pandemia del coronavirus ya comenzó a mostrar otros efectos en el medioambiente.
Restos de tapabocas y guantes utilizados para protegerse de la enfermedad COVID-19 fueron encontrados por el grupo ambientalista francés Opération Mer Propre (Operación Mar Limpio) cerca de las costas de la turística localidad Antibes.
Los activistas emprendieron su “Operación COVID-19” en el Mar Mediterráneo y estuvieron unas horas observando en las profundidades de esas aguas y hallaron por lo menos 4 guantes de látex, 5 tapabocas y otros residuos como 62 botellas de plástico y latas de cerveza.
“Nos quedamos bastante sorprendidos para mal cuando comenzamos a ver guantes que estaban enterrados en la arena. Una mascarilla parecía como una medusa, al principio no sabíamos exactamente qué era”, contó Joffrey Peltier, fundador del grupo ambientalista.
En su cuenta de Facebook, Operation Mer Propre Sea manifestó: “Más que nunca se va a tener que tomar medidas contra todas esas incivilidades, de la lata al tapabocas, porque quien tira su lata también tirará su tapabocas… Esto es sólo el comienzo y si nada cambia se va a convertir en un verdadero desastre ecológico y puede ser incluso sanitario”.
Ante la denuncia, el diputado francés Eric Pauget presentó un proyecto de ley para endurecer las multas por tirar basura con sanciones de hasta 300 euros.
Multas en Roma
Otras autoridades que se han declarado preocupadas por la contaminación de la pandemia son las romanas. El Ayuntamiento de la capital de Italia aprobó este martes una ordenanza que establece multas de entre 25 y 500 euros (USD 549) a quienes arrojen en la vía pública las mascarillas o los guantes usados.
“En estos meses de emergencia sanitaria del coronavirus nuestros operadores ecologistas han denunciado en numerosas ocasiones la recogida de guantes y mascarillas usadas, arrojadas al suelo por personas maleducadas”, lamentó la alcaldesa, Virginia Raggi.
En muchas de las calles de la capital y de Italia es frecuente ver tirados este tipo de accesorios personales, algo que viene siendo denunciado por organizaciones ambientalistas.
Raggi apunta que las mascarillas y los guantes deben ser desechados en los contenedores. Y sostiene que su abandono en el espacio público, sobre todo en este periodo, “constituye no solo un potencial riesgo sanitario”, porque podrían estar infectados, sino también un daño al medioambiente.