Los bulos son informaciones falsas que se divulgan de manera premeditada con algún objetivo, algo que está a la orden del día con la pandemia de la COVID-19. Para saber cómo actúan los bulos en la mente de las personas, el equipo de psicólogos de ifeel ha elaborado diez puntos explicativos sobre la psicología del bulo.
El Bisturí ha contado con la colaboración de Rafael San Román, psicólogo de esta plataforma online.
Como apunta, para entender la comunicación humana, no basta solo con centrarse en el mensaje, hay que tener en cuenta todos sus elementos.
“El bulo es solo una parte, no podemos reducirlo todo al mensaje. Por eso no se difunden de la misma manera, ni en el mismo momento, ni tienen el mismo éxito; necesitan una serie de condiciones para ser eficaces. Cuanto más sutil y más verosímil, más eficaz”, explica el psicólogo.
La verosimilitud es el ingrediente secreto que le da credibilidad a una información.
“Si una mentira está recubierta de una capa de verdad, va a ser más creíble. Si es todo falso y estrafalario, no funciona igual de bien”, señala San Román.
Predisposición a creernos un bulo
Otro aspecto muy importante, como apunta el psicólogo, es el momento de recepción del bulo, donde entra en juego nuestra predisposición.
“Nuestro estado de ánimo influye mucho, así como nuestra personalidad y la ideología. El hecho de que el bulo te beneficie, o no, va a influir en que te lo creas y en tu decisión de contribuir a expandirlo”.
Y, ¿por qué hay personas que se los creen con facilidad y otros que los detectan rápidamente? San Román explica que aquí entra en juego uno de los factores más influyentes: el nivel de conocimientos de la persona.
“Yo aquí distinguiría dos niveles, uno de cultura general y otro sobre tu nivel de conocimientos sobre el tema del que habla el bulo. Si nos dicen algo sobre un ámbito que conocemos muy bien, es poco probable que nos la vayan a colar”, advierte.
A este respecto, apunta que las personas procesamos información a partir de los referentes que ya tenemos, es decir, interpretamos las informaciones que nos llegan, no por sí mismas, sino en función de si encajan o no en nuestra “biblioteca”.
“Si es muy pobre o está muy vacía, entra todo. En cambio, si está lo suficientemente bien armada, a ese dato le va a costar más hacerse hueco, sobre todo si es un bulo que tiene que ver con el tema estrella de mi biblioteca”, recalca el experto.
Una pandemia, el momento idóneo para lanzar un bulo
En una situación como la que estamos viviendo ahora, todos somos más susceptibles; cosas que hasta hace unos meses nos parecían inverosímiles, hoy forman parte de nuestra vida y por eso es más probable que nos encajen informaciones relacionadas con esa anormalidad.
En cuanto a por qué nos hacemos eco de esas fake news, el psicólogo explica que hay tantas razones como personas, aunque sobre todo está ligado a la impulsividad del clic en las redes. “Veo algo llamativo y comparto, aunque eso no siempre signifique coincidir con dicha información”.
Otras veces es porque no nos paramos a analizar su nivel de veracidad, algo que, según San Román, es un error muy comprensible.
“Necesitamos dar por hecho que la mayor parte de la información que nos llega es veraz, porque lo contrario sería aterrador y paralizante; no podemos tomarnos la molestia de cotejar todos los datos que nos llegan”.
¿Sobreinformación o intoxicación?
“Existen las dos cosas, tanto en las condiciones de antes, como ahora, eso no ha cambiado”, apunta el psicólogo, que explica que “hay una intoxicación que puede ser porque me he saturado de tanta información o porque la que he consumido está en mal estado. Ahora están operando ambas cosas”.
Por eso es importante que cada uno sepa identificar la veracidad del dato que está recibiendo y, sobre todo, sea responsable de lo que consume en cantidad y en calidad.
“Sobre todo en un momento como este en el que tiene tanta importancia lo que consumimos y lo que decimos, porque la cosa está muy tensa”, añade.
Medidas de prevención ante los bulos
Entre los consejos que menciona el experto están tener sentido crítico, nutrirse de diferentes fuentes de información y ser prudente a la hora de compartir informaciones.
“Aquí entran en juego tus valores como ciudadano, es decir, sé una persona informada, responsable y con una cierta contención a la hora de creerte cosas y vociferarlas”, advierte.
Fuente: EFE
