Guatemala, EFE.- Guatemala superó este martes la barrera de los 18.000 casos de la COVID-19 y llegó además a 773 fallecidos por la enfermedad, tras contabilizar 687 nuevos contagios y 27 decesos en las últimas 24 horas.
El Ministerio de Salud guatemalteco aseveró en un comunicado de prensa que los 27 fallecidos del último día, 22 hombres y cinco mujeres, tenían entre 12 y 80 años.
Una fuente de la misma cartera explicó a periodistas que la persona de 12 años fallecida fue una niña que padecía también de “insuficiencia renal crónica”.
De acuerdo con las autoridades, el país centroamericano contabiliza un total de 18.096 contagios de la COVID-19, el primero de ellos reportado el 13 de marzo pasado.
Los 687 nuevos contagios fueron detectados por el Ministerio de Salud tras realizar 1.600 pruebas.
Según diversas fuentes a nivel internacional, Guatemala es uno de los países que menos pruebas efectúan en el continente americano, con un promedio aproximado de 1.400 tests diarios, muy por debajo de la media de la región que redondea las 4.000 pruebas cada 24 horas.
Guatemala reportó hace cinco días, el 25 de junio, un total de 800 nuevos casos de coronavirus, la cifra más alta en un solo día, y el 26 del mismo mes batió su propio registro de fallecidos diarios al contabilizar 49.
El primer caso de la COVID-19 en Guatemala fue detectado por las autoridades el 13 de marzo y dos días después falleció la primera víctima de la enfermedad. Ambos procedían de un viaje por Europa.
Al menos 1.150 funcionarios y servidores públicos guatemaltecos se han contagiado de la COVID-19 y 16 han fallecido: un trabajador de la Procuraduría de los Derechos Humanos, un miembro de la Guardia Presidencial, cuatro agentes de la Policía Nacional y 10 personas vinculadas al sistema sanitario.
Las autoridades del Gobierno del presidente, Alejandro Giammattei, han advertido que los peores meses de la pandemia están por venir, pese a que el mismo gobernante había señalado a mayo y junio como los meses del pico de la enfermedad.
El pasado 17 de junio fue removido de su cargo el ministro de Salud, Hugo Monroy, señalado por ineficiencia al frente de la cartera, y en su puesto fue nombrada por Giammattei la doctora Amelia Flores.
