La isla neoyorquina en la que está ubicada la icónica Estatua de la Libertad volvió este lunes a abrir sus puertas con la entrada en vigor de la fase 4 de reapertura de la Gran Manzana, pero fueron poco más de 20 personas las que acudieron a visitarla en las primeras horas, porque en Nueva York, una de las capitales del turismo a nivel mundial, apenas se ven ya viajeros.
“En realidad no hay nadie aquí. Cuando vine en el ferry eramos los únicos”, cuenta a Efe Carlos Macías, residente del vecino estado de Nueva Jersey, que decidió llevar a su esposa y a su hija a ver el símbolo por excelencia de Nueva York.
El estadounidense describe con esas frases una estampa que hace tan sólo cuatro meses hubiera sido inconcebible: la isla de la Estatua de la Libertad prácticamente desierta en pleno mes de julio, donde los fotógrafos oficiales esperan ociosos a que se les acerque algún cliente, y nadie espera frente a los puestos de helados y refrescos a ser atendido.
“Lo veo triste porque no hay muchas familias interactuando”, agrega Macías, que subraya la ironía de tener que estar cubriendo su rostro mientras visita una de las celebraciones de la libertad más conocidas.
Otros, como Nicolai y Tasha Zhdan, que han viajado hasta la Gran Manzana desde Rusia, se sienten muy afortunados de estar en una situación así: “Es increíble, porque otras veces que hemos venido a Nueva York ni hemos podido hacernos fotos en los sitios más populares. En esta ocasión, nos podemos hacer fotos sin que haya nadie”, explica Nicolai.
La Isla de la Libertad es una de las atracciones turísticas que ha vuelto a abrir sus puertas después de que Nueva York se convirtiera el pasado mes de marzo en el epicentro mundial de la pandemia del coronavirus, y tampoco lo ha hecho por completo.
De momento, se puede acceder a la isla para observar de cerca la grandiosa escultura, pero el museo que está a pocos metros permanece cerrado, al igual que el interior de la propia estatua, incluido el pedestal y la corona de “Lady Liberty”.
Así lo decidieron los responsables del monumento cuando las autoridades de Nueva York anunciaron el pasado viernes modificaciones a la fase 4 de apertura de la región, entre las que estaba que no se iba a permitir abrir los espacios interiores de ningún museo.
“Cuando se nos notificó que los museos estaban excluidos de la fase 4 del plan de reapertura rápidamente nos movimos para ajustar nuestro plan de reapertura del Museo de la Estatua de la Libertad”, explicó el superintendente del Monumento Nacional de la Estatua de la Libertad y la Isla de Ellis, John Piltzecker.
Siguiendo la normativa impuesta por el Estado de Nueva York, la capacidad de los ferries que transportan a los turistas a la isla ha sido reducida, los servicios de limpieza repasan el barco con frecuencia y es obligatorio el uso de mascarillas, mientras que se dispone de varios puntos de distribución de gel hidroalcohólico, situados estratégicamente cerca de puestos de comida y de información.
Junto con la Isla de la Estatua de la Libertad, tienen permiso para volver a recibir visitantes los cuatro zoos de la ciudad -el de Central Park, El Bronx, Queens y Prospect Park- así como el Empire State Building, donde se ha reducido la capacidad de ocupación en un 80 %, por lo que sólo se permiten 500 personas a la vez en un espacio de uno 6.500 metros cuadrados.
Antes de que empiece agosto también reabrirá el Jardín Botánico de Nueva York (el 28 de julio), y los rodajes de películas y series podrán reiniciarse a partir de este lunes, mientras que también volverán a la vida la competiciones deportivas profesionales, aunque sin asistencia del público.
Sin embargo, hasta el momento los grandes ausentes en la reapertura de la Gran Manzana serán buena parte de sus prestigiosos museos, como el MoMA, el Guggenheim o el Met, después de que el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, excluyera los espacios interiores de la pinacoteca de la fase 4, pese a que en un principio se habían incluido.
Fuente: EFE