En el escrito de acusación, al que accedió Efe, los fiscales no detallan los nombres de estas empresas y se limitan a hacer descripciones generales.
Por ejemplo, se explica que uno de los ciberataques se “dirigió contra una “empresa española de electrónica y de defensa” y que, en marzo de 2020, los piratas chinos lograron robar aproximadamente 900 gigabytes de información sobre tecnología para el sector civil y de defensa.
En total, según Washington, las víctimas se ubican en al menos 11 países: EE.UU., Australia, Bélgica, Alemania, Japón, Lituania, Países Bajos, Corea del Sur, España, Suecia y Reino Unido.
En el caso de EE.UU., los hackers chinos atacaron entre otras a una empresa localizada en Massachusetts, cuyo nombre no se menciona pero que podría ser Moderna.
Se considera que los ensayos de Moderna están en entre los más adelantados, pues fue la primera en probar su vacuna en humanos.
El 13 de mayo, el FBI y otra agencia de la inteligencia de EE.UU. ya aseguraron en un informe que “hackers” chinos estaban atacando los centros de investigación estadounidenses para robar información sobre las vacunas y los tratamientos que se están probando para el coronavirus.
Asimismo, la semana pasada, Reino Unido, EE.UU. y Canadá afirmaron que piratas informáticos vinculados a la agencia rusa estaban intentando robar información de la vacuna, algo que el Kremlin niega.
La tensión entre EE.UU. y China ha aumentado en los últimos meses azuzada por la pandemia de coronavirus, en la que ambos países se culpan mutuamente.