La señora Juana denunció que luego de haber solicitado la prueba de COVID-19 a las autoridades de Salud Pública para su esposo enfermo, estos fueron a hacérsela cuando ya él tenía 15 días de fallecido.
“Aquí vinieron a hacerle la prueba a mi esposo después de 15 días de enterrado y aquí vivimos mis dos nietos de 13 y 14 años y mi hija de 34. Aquí no sabemos sí estamos contagiados”, dijo.