La increíble historia de este reencuentro empezó en mayo, cuando Doris Crippen, una estadounidense de 73 años, se contagió de Covid-19. Primero pensó que tenía una gripe, pero un día se cayó sin poder levantarse y fue trasladada a un hospital. Allí se dio a conocer que tenía coronavirus, además de una fractura de brazo como consecuencia de la caída. Crippen pasó en el hospital casi un mes y luego fue trasladada a Dunklau Gardens, un centro de rehabilitación y residencia de ancianos de Fremont, en el estado de Nebraska.
En ese mismo centro trabajaba Bev Boro, de 53 años, como asistente sanitaria. Un día estaba revisando la lista de los pacientes cuando vio el nombre de Doris Crippen, que reconoció inmediatamente.
“No podía creerlo. Pensé, ‘Dios mío, creo que es mi hermana'”, contó a CNN Boro.
Ambas mujeres, que tienen el mismo padre, sabían de la existencia de la otra y se estuvieron buscando durante mucho tiempo, pero la última vez que se vieron fue hace 53 años, cuando Boro era una niña. Crippen vivió con su madre, mientras que Boro, junto con cuatro de sus 14 hermanos, fue separada de sus progenitores y luego adoptada a la edad de seis meses.
El 27 de junio la enfermera decidió contar sus sospechas a Crippen. Sabiendo que la mujer tenía problemas de audición, Boro llevó una pequeña pizarra, donde escribió el nombre de su padre, Wendall Huffman. Crippen enseguida respondió que era su padre, a lo que Boro dijo que también era el suyo.
“Casi me caí de la silla y empecé a llorar”, dijo Crippen. “Me sentí muy feliz de encontrar a mi hermana. Habían pasado 53 años desde que era un bebé y la sostenía en mis brazos”.
A pesar de sus problemas de salud, Crippen agradece al coronavirus por haberla reunido con su hermana. Ahora las mujeres están planeando una reunión familiar.