Lucy Núñez.- La pandemia del COVID 19 no solamente está causando estragos en la salud de la sociedad dominicana, con las crecientes estadísticas de muertos y contagiados, sino también contra negocios informales de comida, ubicados en la Autopista de San Isidro, Santo Domingo Este.
“Lo que estamos viviendo ahora no se compara con nada mija, por lo menos tenemos la comida segura”, fueron las palabras de Ricardo García Moreta, un vendedor de frutas al que la pandemia del coronavirus lo ha golpeado a él y su familia.
Y es que a cientos de trabajadores informales que viven del día a día, la crisis que se ha generado por el Covid-19 le ha impactado de tal manera que solo consiguen para lo necesario.
En las inmediaciones de la autopista de San Isidro, Santo Domingo Este, están ubicados varios vendedores, entre ellos Francisco Vargas, quien lleva más de 10 años ofreciendo el servicio de desayuno, comida y jugos, y cuenta como se han reducido drásticamente sus ventas, luego de la implementación del toque de queda.
“Yo antes vendía de 25 a 30 galones de jugos diarios, el desayuno yo venía a las seis de la mañana y era muy raro que a las 10 quedara algo, lo mismo con la comida se iba de una vez… ahora vendo menos, casi nada, y es con malabares para llegar con el pan debajo del brazo a la casa”, relata Vargas.
De acuerdo a datos emitidos por el Ministerio de Trabajo, en el país hay más de un millón de empleados formales afectados por suspensiones laborales, lo que también impacta de manera negativa a aquellos que viven del día a día.
Una de las que ha sentido los estragos del coronavirus es Rosa Guillén, quien pasó de tener una cafetería y manejar empleados a tener un pequeño puesto de quesos y galletas en la autopista San Isidro.
Rosa cuenta que luego del cierre de los comercios por un tiempo en el país, sus ahorros y los de su esposo se fueron desvaneciendo, pues dice que “mantener a 5 muchacho, comprando comida y pagando casa, más otros gastos y que solo es sacar y no entrar la situación se pone pesada”.