San Bruno (EE.UU.), EFE.- Blackjack, pai gow, bacará… pero por el momento nada de Texas hold ’em. El póker es una víctima colateral de la pandemia en el casino Artichoke Joe’s de California (EE.UU.), que se las ha apañado para abrir al aire libre y con mamparas en las mesas, pero que sigue sin poder ofrecer su juego más popular.
Tras haber permanecido cerrado durante prácticamente seis meses, este casino ubicado en la localidad de San Bruno, en las inmediaciones de San Francisco y al lado del aeropuerto para atraer tanto a locales como a viajeros, abrió sus puertas hace una semana, pero bajo una gran carpa blanca ubicada en el aparcamiento que deja entrar y salir el aire.
“Si me hubiesen preguntado hace un mes sobre la posibilidad de salir al aire libre, me hubiese reído. Era algo que jamás se había oído en California. Pero todos en el sector nos dimos cuenta de que no vamos a abrir en el futuro próximo”, cuenta a Efe el presidente del casino, Vincent DeFriese.
UNA APUESTA INÉDITA
Efectivamente, no hay registro en la historia reciente de California de que este tipo de actividades, tan estrictamente reguladas, se permitiesen al aire libre y fuera de los muros de un casino o club de cartas, pero la pandemia ha obligado a explorar vías antes nunca imaginadas.
A las 11:00 horas de una jornada laborable, Artichoke Joe’s, que está abierto las 24 horas cada día de la semana, ya se encuentra bastante lleno y, eso sí, tanto jugadores como empleados se cubren la boca y la nariz con mascarilla, se les toma la temperatura antes de entrar y se les da un botellín de alcohol en gel personalizado con la marca del local.
Una vez bajo la carpa, todas las mesas están habilitadas con mamparas protectoras que separan a los jugadores entre ellos y del crupier, con una apertura inferior para poder repartir y recoger cartas y fichas.
Además, al lado de cada mesa hay un pequeño carro con un aerosol, un botellín de gel y toallitas desinfectantes.
FUERTES MEDIDAS SANITARIAS
Muy concentrado en la partida y con una chaqueta para protegerse del fresco que entra por las aperturas de la carpa, Tony baja la guardia durante solo unos instantes para atender a las preguntas de Efe.
“Llevo mucho tiempo viniendo a jugar aquí. Lo que han hecho es fenomenal. No vamos a entrar en el casino en mucho tiempo, así que esto es increíble por su parte”, opina el veterano jugador, de pelo blanco y largo, siempre con su posado calmado.
Cada vez que un jugador se levanta de una mesa o que esta se abandona por completo, un empleado de Artichoke Joe’s acude de inmediato a limpiar todo lo susceptible de haber sido tocado, y tanto cartas como fichas también se desinfectan antes de cambiar de manos.
Tras una semana en operación, DeFriese está satisfecho de cómo está funcionando el invento, y muy particularmente de haber podido traer de vuelta a 400 trabajadores -casi la totalidad de los que emplea el casino- entre crupiers, camareros, cajeros, cocineros y otro personal.
EL PÓKER, EL GRAN AUSENTE
Sin embargo, el presidente de Artichoke Joe’s aún tiene una espina clavada que espera poderse quitar más pronto que tarde: el rey de los juegos de cartas, el póker, todavía no está disponible a causa de los retos específicos que supone para garantizar la distancia social.
“A diferencia de los otros juegos como blackjack y pai gow, en los que se juega contra el crupier y el jugador se encuentra en su pequeña burbuja, en el póker se juega contra otros jugadores y para tener una partida viable se necesitan entre ocho y nueve jugadores. ¿Cómo les protegemos?”, se pregunta.
El plan ya está trazado: DeFriese está a la espera de que le lleguen unas mamparas especiales que deberían permitir jugar una buena partida de Texas hold’ em de forma segura, tanto para los clientes como para los empleados.
“Esperamos poder ofrecer póker en una semanas… incluso quizá a finales de esta, si tenemos suerte”.